Todavía Panamá no se había recuperado de la tragedia de El Salvador cuando recibe una segunda puñalada en la Sub-20.
No quiero cargar la crítica contra el cuerpo técnico que hizo lo que pudo con un grupo que jugó sin garra, sin hambre de triunfo, sin temperamento.
En el fútbol uno debe estar preparado para las victorias, los empates y las derrotas. Antes de detenernos en esto último, debemos saber afrontar estas situaciones para no cometer los mismos errores.
Aquí podría yo comenzar a destruir a técnicos, dirigentes, jugadores, pero no es el caso. No es el caso en este momento donde el fútbol ha tenido un mal año, donde las decisiones que se han tomado a nivel dirigencial han sido equivocadas, no ahora, sino de antes. Primero, desde la contratación de los técnicos Alexandre Guimaraes en la oncena mayor, hasta Cristóbal Maldonado en la Sub-20.
Da tristeza y es un duro golpe para el fútbol este tipo de resultados y eliminaciones. Habíamos levantado en los últimos años. Parecía que se había superado esa mala racha; sin embargo, este año hemos dado dos pasos atrás en nuestro querido balompié.
Ahora, debemos seguir el ejemplo de El Salvador, un fútbol que estuvo caído en los últimos años y que se ha ido levantado, poco a poco, hasta superarnos en este 2008.
Pasar la página es difícil, pero hay que mirar hacia el futuro. Hay que salvar el fútbol, hay que volver a realizar procesos serios a nivel de base con técnicos nacionales como se hizo con Gary Stempel en el 2002 y que trajo consigo la base de las clasificaciones a los mundiales juveniles de Emiratos �rabes Unidos 2003 y Holanda 2005. En 2007 asistimos a otra cita mundialista con Julio César Dely Valdés.
Me duele por este deporte que me gusta, pero de nada vale llorar por lo que no se hizo.. a veces estos fracasos deben servir como un llamado de atención para despertar y darnos cuenta de que los rivales se están preparando mejor para jugar con Panamá.
Hay que corregir y enderezar urgente el camino señores del fútbol.