EDITORIAL
A�o 2000
Lleg� el que tantos esperaban. Con su velo de misterio y enso�aci�n, el a�o 2000 apareci� en la vida de los habitantes del planeta medio siglo atr�s, y nos ten�a perplejos y expectantes. Lo mir�bamos con especial delirio, y brillaba desde lo lejos con la vanidad de las joyas preciosas y el encanto de una mujer bonita. En el caso paname�o, el conteo regresivo por su llegada fue m�s sensacional, en vista de la transferencia canalera, que tanta satisfacci�n le produjo al pueblo entero el viernes. Sin embargo, la llegada de este a�o no fue tan espectacular como se esperaba. La tan cacareada "falla del milenio" result� no ser tal, y las m�quinas, los tel�fonos, los servicios de energ�a el�ctrica y el resto de la vida diaria sigui� su curso como siempre, con sus cumbres y abismos, con la amargura y dulzura consuetudinaria, pero sin especialidades. Ni el Armaged�n ni juicio final ni eventos fantasmag�ricos: el a�o 2000 lleg� sigiloso como todos sus colegas, y sin que nadie los percibiera dej� su corona de oro y marfil tras la puerta antes de entrar, y se col� en la fiesta como cualquier hijo de vecina. Muchos esperaban se�ales luminosas en el cielo, voces de ultratumba y esp�ritus penitentes en su camino de vuelta a la vida, para participar junto con el resto de mortales en el acontecimiento tenebroso del fin del mundo. Gracias a Dios, que tanto nos ama, nada de eso pas�. Algunos, los fan�ticos de lo esot�rico y pesimistas expertos, est�n decepcionados porque les hubiera gustado vivir el cataclismo, y estar en media calle cuando azotara un terremoto el mundo. Otros, la hermosa y sonriente mayor�a, estuvieron felices en sus hogares, viviendo con placentera armon�a y algarab�a propia de la fiesta de los estertores de cada a�o, las primeras horas del 2000 que llegaba. Para todos un abrazo, para quienes se rasgan las vestiduras porque no lleg� el fin del mundo tan esperado; y para quienes sonr�en porque la vida sigui� su curso como si nada. Todos, unos y otros, tenemos que seguir agachando el lomo para ganarnos el pan... para construir una naci�n poderosa y competitiva. Feliz A�o 2000.
PUNTO CRITICO |
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