Desde pequeño Pablo Bustamante sintió un gran apego por el béisbol, pues fue miembro de los equipos de la categoría infantil, inter - primarios, pony y juvenil de su natal Chitré.
A sus 38 años, el reportero deportivo recuerda la difícil experiencia que representó dejar su tierra para estudiar periodismo en la Universidad de Panamá, en la capital. "Uno siempre extraña algo. Es difícil dejar la gavilla, la familia y no poder jugar béisbol todos los días", afirma.
UNA VIDA FAMILIAR
Actual presentador de Canal 11, es padre de tres niñas (Paola Isabel, Alison y Mayerline) y está casado hace 10 años con Ekaterine; confiesa que es difícil buscar el correcto balance entre la profesión y la familia. "Los días de semana salgo a las 8: 00 a.m. de la casa a trabajar y llego a las 9.00 p.m., trato de ver televisión con la familia y los fines de semana las llevo a comer, a jugar y vamos al cine".
Un hombre que le dedica sus logros y carrera a su familia: su madre, Cibelina; su padre, Francisco; sus hermanos Francisco y Nuvia, pero sobre todo a las niñas de sus ojos, sus tres hijas.
Lo primero que se fija en las mujeres es en sus manos y cabello, y confiesa que el momento más difícil que le ha tocado vivir fue ver partir a su familia para Orlando (a vacacionar), sin poder acompañarlas. "No esperé que el avión partiera, preferí irme antes, aunque sabía que regresarían".
EN BUSCA DE SU SUE�O
Esta reconocida figura del deporte nacional estudió periodismo, pero no culminó sus estudios, ya que le faltó la tesis para obtener el título, debido a la gran cantidad de obligaciones que le representaba estudiar y trabajar al mismo tiempo", afirma este hombre que se considera temperamental, introvertido, sencillo, cariñoso, alegre y humanitario.
REALIDAD DE UN COMENTARISTA
Para este hombre la mayor recompensa que le ha dado su carrera son las relaciones humanas. "Es bonito cuando la gente te reconoce, te para y te saluda en la calle y hasta los niños te piden autógrafo, pero siempre debes manejarlo con humildad".
Un caballero que no olvida de sus raíces y que pone mucho empeño, dedicación y esmero en su trabajo. "No soy conformista y estoy muy atento a lo que hago, por eso de repente soy muy exigente con las personas con las que trabajo", asegura el presentador que cambiaría su carácter volátil si pudiera.
Su mayor aporte al deporte ha sido tratar de levantarle la autoestima a los deportistas. "Siempre le doy prioridad al deporte nacional y de una u otra forma sirvo de trampolín para nuevos deportistas".
UN HOMBRE SENCILLO
Una de las cosas que más le molestan es que alguien -por frescura- influya de forma negativa en su trabajo. "A todo lo que hago le pongo dedicación, entusiasmo y esmero, y que alguien por no hacer un esfuerzo pueda afectarlo, me irrita", afirma quien usaría un millón de dólar para ayudar a toda la gente que contribuyó a desarrollar su carrera profesional y haría un donativo a la escuela primaria de Monagrillo, donde pasó sus mejores años de infancia.
Abierto a lo que Dios mande, quisiera tener la oportunidad de vacacionar en Londres o París, pero tiene dos destinos más cercanos que quisiera volver a visitar Nueva York y Boston.
Pablo afirma que siempre soñó estar en el lugar en que se encuentra, pero no descarta la posibilidad de seguir creciendo y quien quita tener algún día su propio medio televisivo.