�Cu�l vale m�s: la fecha o la doctrina?
Hermano Pablo
California
Fueron muchos a�os de sesudos estudios, muchos viajes a Palestina para hablar con viejos rabinos, muchos peregrinajes a monasterios antiguos y a arcaicas bibliotecas de Europa. Pero al fin Yoshimasa Tsuchiya, religioso japon�s, hizo el gran descubrimiento. La fecha exacta de la crucifixi�n de Jes�s fue el d�a viernes 7 de abril del a�o 30 de nuestra era. En ese preciso d�a traspasaron con clavos las manos del Redentor, coronaron de espinas su divina cabeza, y abrieron de una lanzada ese coraz�n que lati� en favor de los seres humanos que est�n perdidos. �De acuerdo -dicen comentarios period�sticos-, pero m�s importante que conocer la fecha exacta de su muerte es conocer bien, y aplicar mejor, la doctrina por la cual vivi� y muri� Jes�s.� Por mi parte, alabo y bendigo los esfuerzos de Yoshimasa por descubrir la fecha exacta de la crucifixi�n de Jes�s, pero reconozco tambi�n la agudeza del comentario del periodista: �M�s vale creer y vivir la doctrina de Jes�s, que saber cu�ndo o d�nde muri�.� La tradici�n religiosa ha a�adido infinidad de detalles pueriles e in�tiles a la historia maestra de Jes�s. Se han inventado sucesos que la Biblia ni siquiera menciona en cuanto a su ni�ez, su adolescencia y su juventud. Se ha dicho que vivi� a�os en la India, que fue esenio, que form� parte de la �gran sociedad blanca�, y hasta se ha planteado que estuvo involucrado en sesiones espiritistas. Nada de eso tiene apoyo en la Biblia, que guarda un majestuoso silencio sobre gran parte de la vida del Se�or. Pero lo poco que dice, lo dice con un s�lo prop�sito: �... para que ustedes crean que Jes�s es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al creer en su nombre tengan vida� (Juan 20:31). El que Jes�s haya muerto el viernes 7 o el viernes 14 de abril del a�o 30, o el d�a mi�rcoles, o en el a�o 29 o en el 31, tiene importancia relativa. Lo que importa es que muri� clavado en una cruz por nosotros, y que luego resucit� para vivir para siempre en el poder de una vida indisoluble. Lo que m�s importancia tiene para todos no es saber en que d�a preciso �l muri�, sino que muri� por cada uno de nosotros a fin de salvarnos. Lo que importa es su doctrina maravillosa de amor y fraternidad, y por sobre todas las cosas, su muerte vicaria de valor universal. Creer en el valor de la muerte vicaria de Jesucristo, y aceptarlo como Se�or, Salvador y Maestro, es lo que realmente importa.
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