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Uno de los principales asesores del gobierno australiano en materia de inmigración renunció ayer en protesta contra el trato acordado a los indocumentados.
El funcionario, Neville Roach, presidente del Comité para una Australia Multicultural, dejó en claro su desacuerdo con la política oficial señalando: "parece que la compasión ha sido totalmente desechada".
Su renuncia intensifica aún más la polémica en torno al trato de los inmigrantes, mientras aumentan las protestas de los ilegales albergados en centros de detención.
Esta semana cerca de 200 indocumentados afganos protagonizaron una huelga de hambre en el centro de detención de Woomera, en la región central australiana. Aproximadamente 60 de ellos se cosieron la boca para protestar contra la decisión del gobierno de suspender la tramitación de sus solicitudes de asilo.
"No tenemos esperanza, no tenemos futuro", escribieron los detenidos en una carta publicada en el periódico Sydney Morning Herald. La protesta se extendió ayer al centro de detención Maribyrnong, en la ciudad de Melbourne, donde por lo menos treinta personas se encuentran en huelga de hambre.
Las autoridades australianas sostienen que "todo ha cambiado" con la caída del régimen Talibán en Afganistán y que muchos de los indocumentados pueden regresar a sus hogares.
El primer ministro australiano John Howard adoptó el año pasado una política de línea dura en el tema migratorio, al no permitir el ingreso de cientos de refugiados del Continente Asiático, principalmente afganos, que habían sido rescatados en alta mar por el buque noruego Tampa. La medida, conocida en la prensa como "la solución del Pacífico", fue criticada por muchos que se refirieron a las islas como "gulags tropicales". |
