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Araíz de las contundentes declaraciones del legislador Carlos "Tito" Afú sobre la corrupción en el Organo Legislativo, producto de coimas para aprobar leyes, la ciudadanía ha quedado aterrada de hasta dónde la corrupción ha llegado.
La corrupción es el obstáculo individual más devastador que se opone al desarrollo económico, social, cultural y político de los pueblos en democracia.
En este sentido, la corrupción se describe como toda aquella acción o comisión del servidor público que lo lleva a desviarse de los deberes formales de su cargo con el objeto de obtener beneficios pecuniarios, políticos, o de posición social, así como cualquier utilización en beneficio personal o político de información privilegiada, influencias u oportunidades.
Las leyes, la ética y la moral son muy amplias al respecto. La ética es la ciencia normativa de la actividad humana en orden del bien. La ética como ciencia normativa establece leyes y normas para que el hombre sepa elegir el bien.
La ética es la ciencia normativa de la actividad humana y por ello de la existencia humana en cuanto ella implica una regla que vale por sí misma, un deber propiamente dicho, una obligación absoluta o categoría sin pretender, sin embargo, que esta obligación sea elemento esencial de la moralidad.
Una manera práctica de averiguar si existe corrupción o no es comparar el acto que se crea sospechoso con los siguientes principios de la vida pública. Estos principios son:
Interés Público: El servidor público debe actuar sólo en términos del interés público y no hacer su trabajo buscando beneficios materiales o económicos para sí mismo, su familia o sus amigos.
Integridad: Los servidores públicos no deben prestarse a recibir dádivas económicas o de otro tipo, de personas u organizaciones que puedan buscar influir en sus decisiones o acciones oficiales. Objetividad: El servidor público, en el ejercicio de sus funciones oficiales tales como nombramientos, adjudicación de contratos, beneficios o subsidios sólo debe hacerlo en base a los méritos.
Responsabilidad: El servidor público debe responder políticamente por sus decisiones, acciones y omisiones ante la ciudadanía y debe someterse al escrutinio apropiado para su función. Apertura: El servidor público debe ser tan claro como le sea posible con respecto a todas las decisiones y acciones que tome y debe explicar las que no tengan el carácter de secretas.
Honestidad: El servidor público debe declarar todo interés privado que tenga o pueda tener con respecto a sus deberes y hacer lo necesario para evitar un conflicto personal que deteriore el interés público. Liderazgo: Estos principios deben ser promovidos por el servidor público con su liderazgo y su ejemplo. |
