"Quiero acompañar a mi papá ahora que está manejando ese bus", era la frase que constantemente decía Edgar Joel Martínez García, de 8 años, quien por circunstancias de la vida fue atropellado por su propio padre Daniel Martínez, cuando conducía el bus Ruta 1, 3B 190. "Lo amo, lo amo, era mi único hijo varón y no pude verlo vivo para abrazarlo", decía entre llantos Idania de Martínez, la madre de Joel. Al llegar corriendo no alcanzaba a creer la realidad.
Como todas las mañanas desde el inicio de vacaciones escolares, Joel se preparó para irse con su padre y hacerle compañía en el colectivo de ruta urbana que maneja desde hace unos seis meses. Joel se quedaba en casa de sus abuelos desde muy pequeño, mientras que sus padres vivían muy cerca en el sector de San Pedro A, en el corregimiento de Cativá.
Ayer, a eso de las 12:00 del día, el niño se bajó del bus para darle las indicaciones a su padre de cómo doblar en una curva un poco estrecha y con poca visibilidad. Todo aparenta, según el propio Daniel, que el pequeño pasó de atrás hacia delante pero no lo vio. Fue entonces cuando lo golpeó y cayó. Su cabecita quedó atrapada debajo de la llanta y no sabía. Alguien le avisó lo que ocurriría con el menor.
Varias niñas que salían de un curso de verano del "Instituto Rufo Garay" viajaban en el bus. "Oh Dios, veníamos conversando y jugando con el niño... se reía tanto", dijo Ibeth Cortiles, una estudiante, quien junto a otras, lloraba desconsoladamente.
Ni un sólo conductor que pasaba por el lugar, quería al trasladarlo al hospital. Su padre, en medio del llanto y los nervios, subió a su hijo al bus y se fue al cuarto de urgencias del Hospital Manuel Amador Guerrero.
Sin embargo, todos los esfuerzos que hicieron los doctores fueron en vano. El menor tuvo fracturas en la cabeza. La llanta le pasó encima. Murió. El próximo 6 de febrero Joel celebraría sus 9 años. Ya se estaba organizando una fiesta entre los amiguitos de la barriada San Pedro. "Quiero un dulce grande para compartirlo con mis amigos", recordó la abuela Lastenia de García.
El capitán Francisco Asprilla, director de Operaciones del Tránsito, recomendó a los conductores de buses no utilizar a los menores para este tipo de trabajos. Su madrina Gisela García lo definió como un niño inteligente y muy activo. "Joel era los ojos de su abuelo José García". |