Un grupo de personas, al parecer miembros del crimen organizado, incendiaron con bombas molotov la vivienda de los familiares de Josefina Reyes, activista asesinada en enero de 2010 en un poblado fronterizo con Estados Unidos, informaron hoy fuentes oficiales.
La familia Reyes-Salazar ha sufrido en poco más de trece meses el asesinato de uno de sus miembros -la conocida activista Josefina Reyes- el secuestro de dos de sus hermanos y la mujer de uno de ellos que siguen desaparecidos, así como el incendio de la vivienda familiar en el poblado Valle de Juárez, cercano a Ciudad Juárez, en la frontera con el Paso (Texas, EE.UU.).
La fiscalía del estado de Chihuahua, reportó que el incendio de la casa de los Reyes se registró la noche del martes y atribuyeron el atentado a un grupo de hombres que arrojó bombas molotov a la vivienda, aunque no hubo lesionados ya que sus moradores habían huido un par de días antes, atemorizados por las amenazas previas al siniestro.
Los dos hermanos de la activista Josefina Reyes y la esposa de uno de ellos permanecen secuestrados desde que el pasado 7 de febrero un grupo de hombres armados les interceptó en su camino a Ciudad Juárez y dejó en libertad a madre de la activista y un menor que viajaban con ellos.
Desde entonces, Marisela y Claudia Reyes -tías de la activista y de dos de los secuestrados- se han plantado frente a la Procuraduría General de la República en Ciudad Juárez para exigir que sus familiares sean devueltos con vida.
Además, Marisela Reyes lleva ya ocho días en huelga de hambre, por lo que su salud se encuentra deteriorada, informaron autoridades municipales.
La conocida activista Josefina Reyes Salazar fue asesinada el 3 de enero del 2010 cuando iba de Ciudad Juárez rumbo al poblado El Sauzal, a unos 30 minutos de la urbe fronteriza.
Durante más de 10 años Josefina denunció los asesinatos contra mujeres ocurridos en el Valle de Juárez y fue de las primeras voces en participar en la lucha contra un basurero nuclear que sería instalado en el mismo poblado.
La tragedia de los Reyes-Salazar recuerda a la de la familia Escobedo-Frayre, que han perdido a dos de sus miembros, asesinados en 2008 y 2010, y otros dos se encuentran exiliados en Estados Unidos por amenazas.