La polémica surgida en torno a la participación de diputados y otros funcionarios electos en el proceso de transporte de las mochilas escolares y los libros que serán entregados el lunes a 800 mil alumnos de las escuelas y colegios oficiales, pone de manifiesto que hay cosas en las que es mejor no involucrar a los políticos.
La población mantiene cierta resistencia a los políticos, por lo que un programa social como la entrega de mochilas y libros gratis para los estudiantes, debe evitar situaciones que empañen el buen propósito que encierra la iniciativa.
Ya hay suficientes malas experiencias como lo sucedido con las partidas circuitales y luego con los proyectos que promovieron los diputados a través del Fondo de Inversión Social (FIS).
Es cierto que no es fácil contar con la logística para transportar 800 mil mochilas y dos millones de libros, pero es mejor que el Ministerio de Educación se encargue de esa labor, para prevenir malos entendidos. Es probable que muchos políticos colaboren desinteresadamente y presten sus camiones para apoyar la logística de la distribución, pero no se puede desconocer que el ambiente está demasiado contaminado y un sector de la población rechaza que se aproveche cualquier situación para hacer política, aunque sea indirectamente.
Además existe una realidad, el millón 600 mil balboas usados para la compra de las mochilas y los otros 11 millones de balboas destinados a la compra de libros, proceden de los impuestos que todos pagamos. Igual sucede con los bonos de 20 balboas que serán entregados para la compra de uniformes y las becas por igual monto que se contempla otorgar a cada estudiante. Al final es plata de los contribuyentes, entonces para qué ganar indulgencias con camándula ajena.