La conmemoración del Día Internacional de la Mujer en Panamá provoca sentimientos encontrados, debido a la difícil situación económica por la que pasa el 40 por ciento de las familias golpeadas por la pobreza.
Para las mujeres trabajadoras de los barrios marginales, las mujeres rurales, las cosechadoras indígenas de café, las madres padres y las jóvenes desempleadas, este día no tiene ninguna connotación festiva.
Los antecedentes históricos en torno a la celebración del Día Internacional de la Mujer se inspiraron en hechos registrados en la ciudad de Nueva York: una marcha de trabajadoras de la industria textil en el año 1857 y otro suceso que se dio en 1908. Ese año 40,000 costureras se declararon en huelga demandando el derecho a sindicalización, mejores salarios, reducción en la jornada laboral y otras reivindicaciones. Durante la huelga, 129 trabajadoras murieron quemadas en un incendio en una fábrica. Los dueños habían encerrado a las trabajadoras para forzarlas a permanecer en sus máquinas y no unirse a la huelga.
Sin embargo, fue finalmente en 1910, durante un Congreso Internacional de Mujeres Socialistas, que se propuso que se estableciera el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
La participación de la mujer en la actividad económica es inequitativa respecto a los hombres, lo que pone en evidencia una discriminación al momento de la contratación laboral y que se extiende también en el campo salarial.
Hoy hacemos votos para que la reedición del Día Internacional de la Mujer insufle nuevos vientos de renovación y energía quienes se encuentran en posiciones de poder para contribuir a construir una sociedad mejor, donde no haya panameñas de primera clase ni panameñas de segunda clase.