Completar la construcción de la autopista Panamá-Colón sin duda es un sueño de los colonenses, el problema es la forma utilizada para desarrollar ese proyecto. El Estado panameño otorga a la compañía encargada de la obra un préstamo por 100 millones de dólares, además le adelanta 41 millones de dólares en concepto del subsidio del peaje y la exonera de impuestos. Sin dudas es un gran negocio para los brasileños de Odebrecht.
El proyecto con una inversión total de 215.8 millones de dólares, incluye una indemnización por 10 millones de dólares por las afectaciones privadas.
�Adivinen quién debe resarcir a los afectados?, por supuesto el Estado panameño.
No es que se le quiera buscar la quinta pata al gato, como ayer alegaba el ministro de Obras Públicas. Claro que la carretera se necesita y tiene un retraso de casi una década, pero tampoco podemos darle todo a una compañía extranjera.
En Panamá hay empresas con capacidad para ejecutar ese tipo de proyecto, sobre todo con todas las facilidades que se le han ofrecido a Odebrecht. La propia Autoridad del Canal con sus millones de dólares y capacidad técnica, muy bien pudo ejecutar ese proyecto y evitar así la fuga de divisas.
Se alega transparencia, pero la adenda del contrato del proyecto carretero de 42.7 kilómetros se publica casi tres meses después que el Gabinete aprobó la cesión de PYCSA Panam� a Odebrecht para terminar el tramo de entre Madden y Cativá.
Se anuncia que la obra debe estar completada en 24 meses y ojalá así sea para bien del transporte de pasajeros y cargas a través de esa carretera, pero no se puede olvidar que lo que "mal comienza, mal acaba".