EDITORIAL
Reinicio de las Carreras de la Muerte
Dos años han transcurrido
desde cuando una carrera de automóviles en la pista de Albrook Field
cegó la vida de una joven espectadora y lesionó de gravedad
a otros, provocando la repulsa pública de tales eventos mortales.
Estos acontecimientos trágicos fueron objeto de averiguacion
penal y al momento en que escribimos esta nota editorial ninguna persona
ha sido condenada ; y , por lo contrario, la decisión de primer grado
absolvió al piloto del automóvil que derrapó en la
pista repartiendo la muerte en el público.
La investigación sumarial demostró la ausencia culposa
de medidas idóneas para la seguridad de los asistentes a estos eventos,
cuya organización y desarrollo promueve la Asociación Panameña
de Automóvilismo ; y asímismo puso de manifiesto la tolerancia
censurable de las autoridades gubernativas, que con indiferencia aceptan
que espectáculos de esta naturaleza se realicen sin las prevenciones
adecuadas poniendo en peligro vidas e integridades personales.
Ahora, los actores del trágico homicidio culposo de Albrook,
y la misma entidad auspiciadora trasladan las competencias automovilísticas
a la pista de Río Hato, donde hoy las reiniciarán repitiendo
las formas inseguras, de riesgo, con lo cual pudiera repetirse muertes y
heridos en esa localidad coclesana.
Las secuelas de la muerte y las lesiones de Albrook ponen de manifiesto
el obsoleto procedimiento legal panameño, y hacen aflorar la injusticia
que sustenta el juicio panameño que impide actuaciones de los desfavorecidos
de la fortuna y facilita escabullir a los poderosos de la riqueza y las
relaciones.
En la actualidad los lesionados de aquella trágica carrera de
bólidos no reciben ayuda, asitencia o compensación algunas
; al igual que los familiares de la joven fallecida, mientras los involucrados
continúaran mostrando el despliegue de sus vehículos de miles
de dólares, ufanos y triunfantes, sin que la mano de la ley los recluya
en prisión.
Un principio de justicia proclama que quien causa el peligro y origina
el riesgo, responde de sus consecuencias ; realidad equitativa que escapa
en el caso de Albrook, donde con el sibilino criterio de no poder imputar
a delitos a una persona jurídica, deja a los mentores y representantes
societarios libres de responsabilidades, y en desamparo a las víctimas
de la inseguridad causada por la imprevisión de la entidad organizadora
de las carreras.
El reinicio de las velocer competiciones en Río Hato obliga
a la reflexión serena sobre el derrotero de la actuación judicial
en Panamá, donde se hace cierto y veraz el adagio que proclama "la
justicia es para los de ruana, y no alcanza al de saco y corbata".
Ojalá las autoridades de Gobierno intervengan con firmeza y
claridad exigiendo las prevenciones y controles idóneos que protejan
la vida de los espectadores a estos eventos de velocidad y muerte.
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