Ningún tipo de música es causante de la violencia en Panamá, he dicho varias veces los últimos días.
Debido a la tragedia del reguesero "Danger Man", algunas personas con un análisis simplista le quieren achacar al reggae todo lo malo que hay en el país. (Menos los politiqueros).
Como sociólogo he sostenido que la violencia tiene varias causas, y la música no es una de ellas.
Las desigualdades sociales, la mala distribución de la riqueza, la pobreza y la falta de esperanzas, provocan en algunas personas la violencia como un escape a sus tensiones.
También la violencia es un medio para conseguir cosas, casi siempre de manera incorrecta.
La llamada "cultura de paz" no ha sido un éxito en Panamá y en otros sitios del mundo.
Las guerras son "violencias legales", que algunos justifican a pesar de la barbarie que tienen. Hablar de patriotismo, peligro de dictadores sangrientos o las famosas "armas de destrucción masiva", se convierten en excusa para arrasar pueblos.
Vender armas para matar a otros seres humanos, es un negociado de miles de millones, que hacen naciones que luego se dan golpes de pecho hablando de Democracia.
Pero la violencia no tiene que ser solamente visible con su estela de sangre. Hay violencia cuando un empresario se apropia de dineros de otros y no va un día a la cárcel...
Añada violencia cuando como ocurre en Panamá, estamos llenos de millones de dólares que no llegan al cuarenta por ciento de la población, y lo disfrutan unos cuantos "cocotudos".
Esa música "popular" se ha nutrido de las realidades que viven sus autores. Y esto no es nuevo...
Hace mil años, en España y otros sitios de Europa existieron los "trovadores". Eran músicos populares que iban de poblado en poblado contando lo ocurrido. Se les consideraba una especie de periodistas ambulantes.
Quienes recuerden la letras de canciones populares de los años cincuenta, nos dirán de música que se refería a lo que vivían los cantantes.
Respecto al reggae panameño, pienso que es consecuencia del calypso de hace más de medio siglo. Claro que hay letras "fuertes", como traumática es la realidad que se viven en algunos sectores pobres panameños.
Pertenecimos a la generación que saltó y se contorsionó como locos, con el Rock and Roll. Algunos pensaban que sufríamos de convulsiones, lo mismo que vivió mi madre en los treinta con el Fox Trot.
No busquemos la fiebre en las sábanas. �Responsable de la violencia son los malos gobiernos y no el reggae!