Expertos italianos aseguraron este en Roma que la decisión de alimentar al Papa Juan Pablo II, que padece anemia, mediante una sonda nasogástrica, le permitirá recuperar fuerzas y evitar riesgos de infecciones.
"La nutrición enteral, es decir, directa al aparato digestivo, es bien conocida y no entraña riesgos", aseguró el doctor Adolfo Attili, gastroenterólogo de la Universidad de Roma La Sapienza, que destacó que tiene la ventaja de "que evita riesgos relacionados con la mala deglución y en particular que algún alimento acabe en las vías respiratorias provocando una pneumonía".
Este riesgo amenaza en particular a los pacientes aquejados de Parkinson, como es el caso de Juan Pablo II.
"Además es posible conocer la composición de la nutrición, como el número de proteínas, lípidos, carbohidratos y calorías necesarias para una correcta alimentación. Se trata de todos modos de sustancias que deben ser digeridas", agregó.
El médico personal del Papa, Renato Buzzonetti, decidió aplicar una sonda por la nariz, nasogástrica, con la esperanza de que el Papa pueda recuperar las fuerzas y comenzar a alimentarse con normalidad.
El portavoz del Papa, Joaquín Navarro Valls, anunció oficialmente este miércoles que Juan Pablo II empezó a alimentarse a través de la sonda introducida por la nariz.
"Para mejorar el aporte calórico y favorecer una válida recuperación de las fuerzas, le fue iniciada una nutrición enteral mediante la colocación de una sonda nasogástrica", afirmó Navarro Valls.
"El Papa continúa su lenta y progresiva convalecencia", precisó el portavoz del Papa, quien desmintió así indirectamente los rumores de una inminente hospitalización del pontífice.
La sonda es muy molesta y suele crear pequeñas úlceras internas en los lugares donde se curva, como el esófago o el estómago, por lo que sólo se usa de manera temporal, según los expertos.