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A ORILLAS DEL RIO
LA VILLA
Semana Santa de anta�o
Santos Herrera
Hoy, Viernes de Dolores, se inician los actos en que hombres y mujeres cat�licos, celebran la Semana Santa. Estos pueblos son muy religiosos y desde hace bastante tiempo, guardan con mucha solemnidad la Semana Mayor de la Iglesia Cat�lica. Sin embargo, las pr�cticas de hoga�o son muy distintas a las de anta�o. Antes, se observaban algunas costumbres que eran vivos retratos de la sencillez e ingenuidad del alma de nuestro pueblo. Los mismos se expresaban con mucho respeto y constitu�an pruebas inequ�vocas de la profunda fe y de las creencias de la gente interiorana. Hoy, el llamado "progreso", ha cambiado no solamente la forma, sino tambi�n el fondo de c�mo guardar esos d�as. Remont�ndonos a los lejanos d�as de nuestra infancia, recordemos que durante la Semana Santa, particularmente los Jueves y Viernes Santos, se paraba la molienda porque se dec�a que si se le met�a ca�a al trapiche, en vez de guarapo, saldr�a sangre. Los ni�os, en esos dos d�as, eran v�ctimas de constantes reprimendas ya que sus padres no les permit�an ba�arse en el r�o bajo la amenaza de que quien lo hiciera, quedaba convertido en pez, ni tampoco pod�an subir a los �rboles de mango o de ciruelas traqueadoras, porque se tranformaban en monos. Mucho menos se ped�a ir al monte en busca de perdices, tortolitas, a enlazar loros, aprovechando los d�as bochornosos de marzo, pues la Abuela les recordaba lo que le hab�a sucedido a Se�iles. Tambi�n las madres tomaban como excusa esos respetados d�as y el Viernes Santo, de virtud, con una ramita de calabazo, le pegaban unos cuantos rebencazos a sus hijos mal portados y traviesos, para que se compusieran. Esa misma operaci�n la repet�an con los �rboles que se negaban a dar frutos. Se guardaban con tanta fe los Jueves y Viernes Santos, que durante los dos d�as no prend�an fuego. El mi�rcoles preparaban tortillas y bollos que com�an con raspadura en esos d�as sagrados. Tampoco se orde�aba y todav�a estaba muy fresco lo que le hab�a sucedido a un hombre muy trabajador, que no respet� el Viernes Santo y cuando fue a buscar el buey para llevar un ma�z en su carreta al pueblo, el animal le dijo: "Hoy no, ma�ana s�". Los d�as santos eran aprovechados por la juventud para dar interminables vueltas en el Parque Uni�n, en busca de una mirada o sonrisa de una simp�tica joven que tambi�n dada vueltas en el parque. Bueno, hay que aceptar que hasta los curas cambian. En estos tiempos las cosas resultan muy distintas. Esas creencias que fortalec�an la fe se han perdido encandiladas por las luces del mal llamado modernismo, que en ocasiones sustenta su accionar en cosas balad�es sin ning�n fundamento realmente significativo. Vivimos momentos dif�ciles en cuanto a la moral y las buenas costumbres. Dentro de la sociedad observamos como se premia el fullero, al truh�n, al mediocre, al incapaz, etc., y se mantienen marginados a hombres y mujeres con principios y vocaci�n de servir.
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