La masajista guatemalteca Ruhama Buni Canellis, de 35 años, divorciada y con dos hijos, sería la compañera sentimental del padre, Alberto Cutié, quien había admitido el romance.
Vestido de sacerdote y exhibiendo una espontánea seguridad en sí mismo, el padre Alberto reconoció que está enamorado de la mujer con la que fue fotografiado acariciándose y no descarta casarse con ella.
"Nunca voy a pedir perdón por amar a una mujer'', dijo.
"No puedes ser un sacerdote casado en la Iglesia Católica Romana. Tengo amigos --obispos episcopales, bautistas, amigos en la Sociedad Americana de la Biblia-- y ellos me han mostrado que es posible hacer ambas cosas'', dijo el padre Alberto.
"�Qué me siento mal? �Horrible? No, nunca dejé de ser hombre por ponerme una sotana y debajo de la sotana hay pantalones, siempre he sido hombre'', explicó el cura de 40 años.
Cutié dijo que conoció a la mujer hace casi 10 años y desde entonces le gustó, pero por respeto no se lo confesó.