Ariel Alexander Gómez, de solo un mes y 19 días de nacido, iba en los brazos de su madre, Analida Carranzo, en un auto sedán conducido por su padre, Ricardo Gómez, cuando un taxi cuyo conductor se encontraba bajo los efectos del alcohol, los embistió. El pequeño Ariel murió instantáneamente.
La segunda desgracia ocurrió cuando el conductor Rolando Quintana perdió el control de su auto y fue a dar a un muro de contención, dando varias vueltas en el proceso. Su hijo de solo 11 meses, Kevin Rolando, salió disparado por una ventana y falleció por los golpes.