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EDITORIAL
Errores políticos
Las elecciones se ganan en las urnas y con votos. Parece que algunos políticos no entienden esa máxima y recurren a toda clase de triquiñuelas para bloquear las aspiraciones de algún candidato al que le ven alguna opción de triunfo.
Tal es el caso de las impugnaciones que se han presentado ante el Tribunal Electoral para objetar la postulación por parte del partido Solidaridad del exmandatario Guillermo Endara. Para nadie es un secreto que el oficialismo hizo todo lo posible para impedir el quórum en la convención que promovió al exjefe del Ejecutivo. Se denunció desde presiones hasta ofertas económicas.
Los que pretenden bloquear la candidatura de Endara, no entienden que mientras más obstáculos le interpongan, mayor será su popularidad, porque las masas se identifican con la víctima y se va en contra de los victimarios.
Así ocurrió en 1989, cuando la dictadura militar hizo lo imposible para perjudicar la candidatura opositora y los resultados fueron desastrosos para el gobierno de turno. Si Endara es buen o mal candidato, esa es una decisión que le corresponde a los dos millones 39,403 ciudadanos que el 2 de mayo de 2004, tendrán que escoger entre los programas de gobierno que oferten los diversos partidos políticos.
El Arnulfismo está equivocado al pensar que bloqueando las aspiraciones de Endara, podrá hacer que sus tres precandidatos presidenciales eleven su popularidad. Los tres aspirantes están cargando el lastre del gobierno y a menos que ocurran hechos extraordinarios, o que la actual administración inunde el país con grandes obras, no habrá mayor variante en las simpatías que genere cualquiera que sea el candidato oficialista.
La campaña política no se puede reducir a las candidaturas de dos partidos tradicionales. Los ciudadanos merecen tener varias opciones y elegir al aspirante que consideren mejor, tomando en cuenta los programas de gobierno, más que cualquiera promesa que se haga al calor de la campaña.
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PUNTO CRITICO |
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