Los hombres de Sudáfrica dicen que son infieles en vez de tomar una segunda o tercera esposa; los estadounidenses se lamentan porque el amor se ha terminado en sus matrimonios, y los japoneses creen que el sexo extramarital no es adulterio si pagan por él. �Cómo está el patio señores!
�stas son sólo algunas de las excusas culturales para serle infiel a su esposa, según registró Pamela Druckerman, autora de una nueva visión comparativa sobre la infidelidad titulada "Lust in Translation: The Rules of Infidelity from Tokyo to Tennessee".
En los países pobres son más infieles.
Mientras que los franceses pueden ser los primeros en erotizar el sexo ilícito en películas y libros, sólo el 3, 8 por ciento de los hombres casados y el 2 por ciento de las mujeres en Francia admitió tener aventuras amorosas.
Los franceses fueron superados por los puritanos ciudadanos de Estados Unidos, en donde las tasas reconocidas de infidelidad llegan al 3, 9 por ciento para los hombres y al 3, 1 para las mujeres. Pero en un promedio nacional, los adúlteros estadounidenses tienen más tendencia a castigarse a sí mismos por ello.
A escala general, los hombres de países más pobres eran los más propensos a ser infieles.