Hace poco más de cinco décadas, Panamá tenía menos de un millón de habitantes y el presupuesto de la Nación no llegaba a los 50 millones de balboas por año. No existían los celulares, ni el Internet ni otros adelantos tecnológicos; tampoco había bancos panameños, tan solo los dos estatales.
Cinco décadas han pasado desde que un grupo de empresarios panameños, vinculados a la entonces Compañía General de Seguros, apostaron por la diversificación de su negocio.
De esa iniciativa surgió el Banco General, el primero de capital privado en el ámbito nacional. Al establecer esta entidad en el país, tal vez no se imaginaban aquellos visionarios que daban un paso gigantesco hacia la futura conformación de un sistema bancario de importancia mundial.
Era una oficina de tan solo veinte empleados, cuya inversión alcanzaba apenas la cantidad de 300, 350 balboas. Hoy, el Banco General es una firma con más de 1,400 colaboradores que atiende a miles de clientes a través de más de 30 sucursales.
El Banco General ahora cumple 59 años, y coincide este nuevo aniversario con la conquista del mercado bancario costarricense donde, a partir del 21 de mayo funcionarán entre 15 y 20 sucursales con una cartera de más de 30 millones de dólares.
Otra entidad bancaria con visión expansionista ha sido el Banistmo, que bajo la dirección de Alberto Vallarino (El Roberto Durán del sector bancario) logró aprovechar el momento y se decidió por la fusión, ante las nuevas reglas que imponían la apertura de los mercados y la globalización.
Así, el sector bancario panameño establece, si se quiere, una comparación con otros campos como el deporte, la música y otros que demuestran lo genial de las iniciativas de los empresarios locales al contemplar la expansión como el siguiente paso en el desarrollo de sus actividades.
Algún día se realizará una recopilación de las hazañas realizadas por los visionarios panameños y en donde el país demuestra la madera de campeones de sus habitantes y sin duda, allí tendrá un lugar de privilegio la actividad bancaria.
