Acorralada en menos de un metro cuadrado, la guerrilla tamil declaró ayer que "la batalla ha llegado a su amargo final" y anunció un cese unilateral de los combates ante el derramamiento de sangre en el norte de Sri Lanka.
"Sólo nos quedaba una opción: eliminar la última débil excusa del enemigo para matar a nuestro pueblo. Hemos decidido silenciar nuestras armas", dijo en un comunicado el jefe de relaciones internacionales de la guerrilla de los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE), S. Pathmanathan.
"Esta batalla ha llegado a su amargo final. Contra todo pronóstico, hemos contenido a las fuerzas cingalesas sin ayuda, excepto el apoyo sin fin de nuestro pueblo", aseguró el jefe rebelde.