Anselmo "Chemito" Moreno se convirtió en el vigésimo quinto panameño en coronarse campeón mundial. El joven es oriundo del popular sector de "El Martillo", uno de esos barrios surgidos en la década del setenta en San Miguelito, cuando cientos de precaristas levantaron sus casitas de madera de la noche a la mañana.
El campeón del ghetto se fue hasta Alemania para derrotar al ídolo local y campeón mundial Vladimir Sidorenko, quien se encontraba invicto y había realizado seis defensas de su título.
No fue una tarea fácil. La disciplina, buena preparación y ansias de triunfo hicieron que "Chemito" diera al país un momento de alegría para apaciguar un tanto la tristeza que nos embarga por la tragedia aérea de Calidonia.
Sus condiciones le permitieron reaccionar ante la arremetida del campeón y una herida en su rostro, no le hizo bajar la guardia. Sacando fuerza y casta terminó castigando a su rival y así lograr la decisión de los jueces.
Los buenos tiempos llegan a este boxeador de 22 años egresado de la escuela vocacional Fe y Alegría. Lo importante ahora es no perder la cordura. El desenfreno y el alejarse de los gimnasios, es una historia que se repite con la mayoría de los pugilistas. Con el dinero llegan nuevos y falsos amigos, que se alejan luego cuando el campeón pierde fama y fortuna. Los ejemplos hay por montones tanto en Panamá como en el resto del mundo.
"Chemito" Moreno debe verse en ese espejo. Con sus puños ha logrado lo que pocos han conseguido. De él depende mantenerse en la cúspide y ganar dinero suficiente para un mejor futuro para él y su familia. El boxeo es su profesión y ésta se perfecciona en los gimnasios no en discotecas, cantinas o salas de baile.