El gobierno cubano rechazó participar en conversaciones que podrían mejorar los lazos diplomáticos con la Unión Europea.
La cancillería declaró que no aceptará la invitación europea hasta que la organización levante las sanciones que impuso a la isla después de la detención de 75 disidentes en 2003.
Cuba reiteró que cualquier diálogo tendría que ser una conversación entre iguales, libre de condiciones y amenazas.
La Unión Europea invitó a Cuba a conversar, pero se negó a levantar las sanciones ante las preocupaciones de la República Checa y otras naciones del ex bloque soviético.