En 1821 con la agónica situación del imperio Español, para sostener su poderío en las colonias de este lado del hemisferio, Panamá decidió unirse a Colombia voluntariamente, desconociendo las pretensiones de espadones venezolanos, peruanos y mexicanos que nos veían como un bien vacante de mucha importancia.
Luego de la unión al hermano país, un buen día amanecimos como el único departamento con espacio en el escudo nacional, símbolo patrio en donde aún brillamos con orgullo junto al casi extinto cóndor y al impresionante gorro frigio. Por 82 años fuimos los mejores colombianos del mundo, tanto así, que el congreso colombiano discutió seriamente la posibilidad que Panamá fuese la capital colombiana., para que ahora pretenda el congresista cartagenero Dairo José Bustillo, sacarnos del escudo y poner en nuestro lugar al archipiélago de San Andrés y Providencia, que no puso un solo difunto en la guerra de los mil días.
Qué diría el mártir Pedro Prestan, (liberal cartagenero) que murió en la horca, en un altozano que prepararon los gringos en los rieles del ferrocarril canalero, de su paisano don Dairo José Bustillo, que amaneció con ganas de sacar a Panamá del escudo de Colombia, sin que haya clamor nacional para semejante desfachatez diplomática.. Qué moín de dolor no sacudirá el alma del general Victoriano Lorenzo, cholo liberal, asesinado luego de la paz, de 36 fusilazos por los conservadores centralistas el 15 de mayo de 1903, después de lograr la única victoria liberal en todo el territorio colombiano. Qué no estará pensando el último presidente que tuvimos de allá, : José Manuel Marroquín que al momento de la separación se consoló vaticinando "Panamá volverá a Colombia por gravedad".
Señor Bustillo, la historia no la podemos cambiar. Y menos cuando nuestro país, necesita de la confianza y experiencia de los inversionistas colombianos, quienes han invertido en los últimos quince años más de 12, 000 millones de dólares en nuestro territorio, o sea más del doble de que lo que cuesta la ampliación del canal. �Déjese de vainas! Deje a Panamá donde está.
