Cristóbal Colón contempla desde el pedestal el llanto de los al menos 15.000 seguidores que habían acudido a su plaza para volver a ver a una ilusionante selección española.
La pantalla estaba situada justo detrás de la estatua erigida en honor del descubridor de América y tras él se reúnen los seguidores que esperaban ser guiados a Berlín para la disputa de la final.