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EDITORIAL
Madrugonazo
La decisión de una mayoría de legisladores de archivar el proceso por el mayor escándalo de corrupción que ha salpicado a la clase política panameña, ha provocado indignación en la opinión pública panameña. Aprovechando que el pueblo dormía, tanto legisladores del oficialismo como de oposición, decidieron archivar las investigaciones, cuyo mérito debía valorar la Corte Suprema de Justicia.
La percepción es que políticos de ambos bandos fueron receptores del soborno que se pagó tras la aprobación del proyecto del Centro Multimodal, Industrial y de Servicios (CEMIS).
Resulta insólito, que estando el expediente en las esferas del Organo Judicial, otro Organo de Estado, decida archivar el proceso, dejando en entredicho a la justicia panameña.
En medio de bostezos y al filo de la madrugada, se efectuó una votación secreta para cubrir con el manto de la impunidad los escandalosos hechos que se registraron en el Palacio Justo Arosemena, entre diciembre del 2001 y enero del 2002.
No extraña que muchos de los legisladores hayan cavado su tumba política con esa decisión y por lo tanto les resultará difícil lograr una reelección. Al mismo tiempo, resulta sospechoso las manifestaciones aguadas de algunos opositores y el silencio que mantiene la Corte Suprema de Justicia. La demora de los tribunales en definir el caso CEMIS, pudo ser aprovechada por los legisladores, para sorprender en su última sesión ordinaria, con el archivo del caso.
Lo sucedido debe servir a los electores para que al momento de emitir su voto, escojan a los candidatos con las mejores trayectoria y no dejarse sorprender por las propagandas, las camisetas o la ayuda pasajera.
El país requiere de políticos honestos, que presenten programas de gobiernos y propuestas serias. Quizás el caso CEMIS quede impune, pero los electores tendrán la última palabra el 2 de mayo del 2004.
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PUNTO CRITICO |
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