FAMILIA
Narc�ticos An�nimos
Joaqu�n Arias
Cr�tica en L�nea
Lo primero que hacemos en este Programa es dejar la droga. Es entonces cuando empezamos a sentir el dolor de vivir sin ella o sus sustitutivos. Este dolor nos obliga a buscar un Poder superior a nosotros mismos que pueda aliviarnos de nuestra obsesi�n. El proceso de llegar a creer en un Poder Superior es algo que experimentamos de maneras similares. A la mayor�a nos faltaba una relaci�n con un Ser Superior que nos diera resultados. Comenzamos a desarrollar esta relaci�n al admitir de forma sencilla la posibilidad de un Poder superior a nosotros. Para la mayor�a no es dif�cil admitir que la drogodependencia se hab�a convertido en una fuerza destructiva en nuestras vidas. Nuestros mejores esfuerzos nos han deparado a�n m�s destrucci�n y desespero. En alg�n momento nos dimos cuenta de que necesit�bamos de este Poder depende de nosotros. Nadie tomar� la decisi�n si no somos nosotros mismos. Podemos denominarlo grupo, programa a Dios. Solamente se nos sugiere que este Poder sea bondadoso y que sea superior. No es necesario que seamos creyentes para aceptar esta idea. Lo importante es que abramos nuestras mentes a la f�. Puede que tengamos dificultades en esta idea, pero si mantenemos la mente abierta, tarde o temprano encontraremos la ayuda que necesitamos. Hemos hablado y escuchado a otros. Hemos visto a otras personas que se estaban recuperando y nos han transmitido lo que a ellos les funcionaba. Empezamos a evidenciar pruebas de alg�n Poder que no pod�a explicarse claramente. Cuando nos enfrentamos con estas pruebas, empezamos a aceptar la existencia de un Poder Superior a nosotros. Podemos utilizar este Poder antes de haberlo entendido. A medida que suceden "coincidencias" y milagros en nuestras vidas, nuestra aceptaci�n se convierte en confianza. Llegamos a sentirnos c�modos con nuestro Poder Superior como fuente de fortaleza. Cuando aprendemos a fiarnos de este Poder, comenzamos a superar nuestros temores a la vida. El proceso de llegar a creer es una evoluci�n hacia el sano juicio. La fortaleza para llegar a la acci�n es producto de esta creencia. Necesitamos aceptar este paso para iniciarnos en el camino de la recuperaci�n. Cuando nuestra f� ha crecido, estamos preparados para el Tercer Paso. "Decidimos poner nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de Dios, tal como nosotros lo concebimos." Como drogadictos, hemos encomendado nuestra voluntad y nuestras vidas a un poder destructivo. Nuestra vida y voluntad estaban dominadas por las drogas. Est�bamos atrapados por el deseo de sentirnos m�s satisfechos por el consumo de drogas. Durante ese tiempo hemos estado f�sica, mental y espiritualmente cometidos a la droga. Al principio resultaba placentero, pero luego la euforia fue desapareciendo y empezamos a notar la parte mala de nuestra drogodependencia. Nos dimos cuenta de que cuanto m�s nos drog�bamos para pasarlo mejor, los resultados eran mucho m�s negativos. Era el momento de tomar una decisi�n: o pasar el dolor del s�ndrome de abstinencia, o abandonarnos de nuevo a la droga con todas sus consecuencias. A todo drogadicto le llega el momento en que ya no tiene alternativa; ya no puede pasar un solo d�a sin tomar drogas.
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