EDITORIAL
Adiós
al Ejército Sur
Ya pasó
la historia esta rama del Ejército de la potencia del
Norte, que en un momento de la Segunda Guerra Mundial llegó
a destacar 65,000 efectivos.
Al retirar las banderas del componente militar, el comandante
Philip Kensinger destacó la colaboración del Ejército
Sur en la construcción del Canal y en la eliminación
de la malaria y la fiebre amarilla. El territorio panameño
también le sirvió para entrenar a miles de soldados
en supervivencia en la selva y manglares, instrucción
que luego les sirvió para combates en costas extranjeras.
Desde la firma de los Tratados Torrijos-Carter, el Ejército
Sur ha transferido miles de edificaciones y viviendas valoradas
en 250 millones de balboas.
La salida de los militares norteamericanos y el desmantelamiento
de sus bases plantean ahora una nueva relación entre Panamá
y Estados Unidos, en la que debe prevalecer el respeto mutuo,
amistad y colaboración, que deje atrás los conflictos
que motivaron las luchas nacionalistas de generaciones y que
no pertenecen a nadie en particular.
Panamá no podrá olvidar los sucesos trágicos
del 9 de enero de 1964 y los del 20 de diciembre de 1989, pero
la realidad actual plantea la necesidad de mantener relaciones
cordiales con los "socios" del Norte, pero no puede
claudicar en un tema de principios: la limpieza de las bases
contaminadas con material explosivo.
El gobierno panameño, la clase política y el
pueblo deben conformar un frente común para exigir que
Estados Unidos cumpla con la limpieza de más de 3,000
hectáreas de polígonos sembrados de municiones
sin detonar. Esas municiones son de los norteamericanos y es
su responsabilidad sanear esas tierras; de lo contrario deben
pagar una indemnización al país y a las personas
que resulten afectadas.
Por eso es cuestionable que las Fuerzas Armadas de Estados
Unidos hayan abandonado el campo de tiros de Emperador, el área
de bombardeo de Balboa Oeste y un centro de suministro de Rodman,
sin cumplir un adecuado proceso de reversión y saneamiento.
Panamá no puede aceptar ese tipo de decisiones unilaterales,
que empañan actos históricos como el registrado
ayer con la despedida del Ejército Sur.
PUNTO CRITICO |
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