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Entre salomuas consursos y cantaderas

Mayra Montenegro | Viva, Crítica en Línea

Ya está todo listo para el próximo 17 de agosto, día en que se inicia el Festival del Manito Ocueño, una fiesta folclórica que recoge las tradiciones y costumbres más importantes del sector.

Esta XXXV versión, como en años anteriores, se realizará en los terrenos de la Feria de San Sebastián. La fiesta inicia el 17 con el corte de cinta inaugural y la coronación de S.M Ilianis Yaneth Higuera, quien estará acompañada por 7 hermosas damas que representan a cada uno de los corregimiento del distrito de Ocú.

DE CONCURSOS Y DESFILES
Durante los dos días posteriores, el visitante podrá darse un baño de folklore, conocer parte de las costumbres del ocueños de antaño y valorar el talento de las nuevas generaciones.

Por ello, se realizan concursos de salomas, gritos, polleras, montunos, canto de décima y décima, tamborito y de cantalante. También se hacen reconocimientos a los guardianes del folclore: artesanos, músicos, "gritadores", entre otros, según Angela Torres de Aizprúa, presidenta del Patronato

ENTRE EL MATRIMONIO Y EL DUELO
El sábado es un día especial, ya que se realiza un matrimonio campesino, en el que una pareja real contrae matrimonio por la Iglesia Católica. Este año, cerca de 17 parejas intentaron convertirse en protagonistas del evento, sin embargo, solo una fue escogida, y esa será la que se case siguiendo las tradiciones.

"El duelo del tamarindo", "Los penitentes" y "El enfermo en la hamaca", forman parte de las coloridas actividades nocturnas del Festival del Manito Ocueño.

"El duelo del tamarindo" es una dramatización muy atractiva en la que dos hombres de región luchan por una tierra o por el honor de una persona.

El duelo del tamarindo nació a raíz de lo que ocurría en antaño. Cuando se celebraban las fiestas patronales en el pueblo o se oficiaban misas grandes, el manito, algo pasado de tragos, llevaba en el hombro una manta. Cuando se sentía ofendido, procuraba que la manta arrastrase, quien se la pisaba era porque estaba dispuesto a enfrentarlo y se armaba el duelo. De allí proviene la frase: "Amaneciste arrastrando la manta".



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