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No era el registro gráfico de los estragos de un huracán, vendaval o tornado. Ni siquiera era el testimonio fotográfico de los trastornos ocasionados por el temblor de tierra que el pasado miércoles estremeció al país.
No: no era la consecuencia de alguna agitación natural. Era el efecto de las elecciones internas del PRD sobre las escuelas públicas que sirvieron de centros de votación, lo que el público pudo apreciar en las pantallas de la televisión, el lunes siguiente a las primarias perredistas del 10 de agosto.
En la Escuela Fe y Alegría, de Curundú, la intensa actividad del PRD causó destrozos de tipo diverso y la acumulación de cúmulos de basura. (Hasta de la presencia de toallas sanitarias se quejaba una madre de familia). Hermisenda Perea-cacica perredista del corregimiento-dijo que el cansancio tras una larga jornada impidió que ella y sus secuaces se abocaran a las labores de limpieza. (Para limpiar sí están cansados, aunque para celebrar no les faltaron energías.)
Añádase a lo anterior la contaminación visual sin precedentes que la competencia entre "pre-candidatos" y la falta de controles municipales causó en las calles, avenidas y carreteras de la República.
Y súmense la repartidera de bonos, la compra de votos, las trampitas y trampotas, los frauditos y fraudotes, que sólo así obtendremos una idea clara de las verdaderas consecuencias de las primarias perredistas. �Tremendo ejemplo del más "organizado y democrático" de los partidos! |
