Muchas veces después de mantener relaciones sexuales, los hombres se quedan dormidos y después de un momento de pasión, la cama se enfría rápidamente.
Durante años, siglos y hasta diríamos milenios, tocar los genitales de un hombre estaba penado con la muerte, esas cosas ni se veían ni se tocaban.
Por eso la mayoría de las mujeres no se atrevían a reconocer el placer que esta técnica les proporcionaba, porque temían ser apedreadas o condenadas a los fuegos de infierno, y lo hacen por hacerle un favor a él y renuncian a sentir ellas mismas.
Chicas, cuando están con su chico pueden acariciarle la cara, el pelo, los hombros o el pecho, pero no tengas temor a llegar más allá del ombligo, menos si es por verg�enza. Y es que eso no es romántico, pero si bien atrevido..
Si eres una de esas mujeres que reprime el poder de una buena masturbación por sí misma, no "para que se quede tranquilo" o "porque yo no tengo ganas y sé que él lo necesita", pues tú te lo pierdes. A la mayoría de los hombres los vuelve loco, pero no es lo mismo que alguien te toque sabiendo que lo hace casi, casi como un sacrificio, a sentir que su excitación es la que mueve los hilos de esa mano.
Si eres de las que disfrutas no sólo con lo que estás haciendo, sino con los gemidos, los estertores y la respiración entrecortada de tu compañero; la coquetería es tu mejor aliada.
Antes de nada y para recoger buena información pídele a tu compañero que sea abierto, que realice todas esas cosas que siempre ha tenido en mente, pero tú también tienes que darle rienda suelta al placer y a las ganas de quedar como toda una "gata" en la intimidad. Lo demás será preocuparte por escoger un lugar placentero.