Javier Guerra, homicida confeso del crimen de la boliviana Natalie Cortés, no soportó ayer, viernes, regresar a la escena del delito y dijo que se sentía mal de estar en el push botton ubicado en la vía Domingo Díaz, donde le quitó la vida a la mujer.
En las afueras del cuarto 31, Guerra aseguró que era el error más grande que había cometido en su vida y no tenía fuerzas para resistir el contar todo lo que ocurrió cuando le quitó la vida a Cortés, con quien tenía una relación sentimental, aseguró una fuente vinculada a las investigaciones.
La Fiscalía Tercera Superior había programado la reconstrucción del asesinato ocurrido el pasado 21 de julio, día en que fue detectado un cadáver sin identificar con signos de asfixia y mensajes dejados en la pared del local.
El sindicado excluyó del crimen a su esposa y a otra persona que fueron mencionadas al inicio de las investigaciones.
En las tres declaraciones indagatorias que ha realizado mantiene su confesión del crimen, además de afirmar sentirse arrepentido, según las versiones dadas a la Fiscalía.
Ante la negativa de Guerra de entrar al cuarto 31 del push botton, se realizó una inspección ocular.
El hombre vinculado al homicidio también trató de extorsionar a la familia donde laboraba la víctima, quienes recibían mensajes de texto vía celular, por lo que decidieron poner la denuncia en la DIJ.