Los cartuchos, las jabas y las chácaras de pita volverán a reinar en Panamá muy pronto. Importantes ciudades del mundo comenzaron a eliminar las bolsas plásticas porque representan un serio peligro para la salud del planeta. En nuestro país, debemos cuanto antes, comenzar una campaña, de manera que se disminuya el despacho de las mercancías en bolsas plásticas. Bolsas reutilizables para colocar las compras sería lo ideal y de esa manera imitar a las grandes potencias que advierten la contaminación. China prohibió la semana pasada la entrega gratuita de estas bolsas porque en ese país se gastan 36 millones de barriles de petróleo al año, para producir todos los tamaños de bolsas plásticas necesarias para su mercado interno deteriorando seriamente los entornos de ese inmenso país.
La guerra contra las bolsitas plásticas no es juego. Un porcentaje elevado de estos recipientes al final van a dar a las quebradas, ríos, lagos y océanos, provocando daños irreversibles a las especies, sobre todo porque no son biodegradables y en la mayoría de los casos perduran hasta 300 años en diluirse. Muchos países han logrado de sus ciudadanos un cambio de actitud favorable hacia la protección de la madre naturaleza y ahora se valen de bolsas reutilizables: Irlanda es el ejemplo más importante; desde el año 2000 en que se comenzaron a tomar medidas drásticas al respecto, se ha reducido el consumo de estos empaques en un 95%. Francia, Holanda y Bélgica son otros ejemplos encomiables en donde sus poblaciones han aceptado sin desavenencias el esfuerzo para proteger al planeta con esta medida ambientalista.
La enorme cantidad de bolsas plásticas que viajan flotando en los ríos de la capital, luego de ser utilizadas, no me dan idea cierta de cuántos millones de esas gastamos al año causando daños al ambiente. Para comenzar, sería bueno que los ciudadanos confeccionaran sus propias bolsas con tela o majagua.