Con el escogimiento de Balbina Herrera como candidata presidencial del Partido Revolucionario Democrático, se despeja el panorama de la política panameña. Con cuatro contendientes ya listos para iniciar la contienda, se prepara el país para elegir a su próximo gobernante el próximo 3 de mayo del 2009.
Algunas variantes se han presentado durante el actual proceso. Una de ellas es el surgimiento, por primera vez, de una tercera fuerza (Cambio Democrático) con opciones de lograr el triunfo en el torneo electoral.
En este panorama decrece la figura del ex presidente Guillermo Endara y su partido Vanguardia Moral de la Patria, de quienes se espera se conviertan en apenas una inesperada sorpresa.
A pesar de la "tercera fuerza", los analistas siguen considerando que las simpatías de la población terminarán por polarizar la contienda entre los partidos grandes y tradicionales: el PRD y el Panameñista.
Pero más allá del entusiasmo por el inicio oficial de la campaña proselitista, quedan todavía algunos problemas por resolver y que serán responsabilidad de la agrupación que logre adjudicarse el triunfo en mayo del próximo año.
Elementos como la educación, la salud pública, la seguridad ciudadana y la equitativa repartición de la riqueza producida por el crecimiento económico del país, uno de los más altos de la región, deben encontrarse en un sitial relevante de la agenda del gobierno que se instale el 1 de julio venidero.
Con llamados a la unidad, el PRD inicia el movimiento de su maquinaria, aceitada por la clara victoria de Balbina Herrera sobre Juan Carlos Navarro y Laurentino Cortizo, en tanto que los panameñistas se esfuerzan por convencer a elementos de la oposición y a independientes para incrementar sus posibilidades de triunfo.
El anticipado lanzamiento de la candidatura de Ricardo Martinelli, aún antes de sus propias primarias, obligó a los demás partidos a movilizar recursos y establecer estrategias para recuperar espacio y presencia en los medios y en la conciencia de los electores. Como resultado, la población se ha visto abrumada por la propaganda, los lemas y polémicas, mucho antes de que se diera inicio formal a la contienda.
Esta situación debería ser regulada por las autoridades para evitar el desgaste tanto físico, como financiero y político de los candidatos. La promoción de los aspirantes debe tener un inicio y un final establecidos bajo el rigor y la vigilancia del Tribunal Electoral. Este proceso, además de costoso, ha sido desgastador para muchos candidatos.
Como mencionamos antes, el escenario está listo. Están los actores preparados para salir a cumplir con su papel. Esperamos que no sean nada más que actores que se aprenden un libreto y recitan sus líneas. Ojalá tengan imaginación, creatividad, ingenio y buena voluntad, además de un espíritu ciudadano que les permita empinarse sobre los intereses personales, del partido o de cualquier sector.
