Un claro retraso se percibe en la puesta en práctica de una serie de serias medidas que generalmente se escurren del tintero caídas al vacío por la ausencia de una buena voluntad para llevarlas a feliz término. La teoría de la modernización política se ha convertido en uno de los análisis comparativos más importantes de los últimos años, donde la estabilidad se torna en verdadera añoranza.
Esta estabilidad implica serenidad y ecuanimidad en persecución de la tranquilidad emocional de los diversos elementos que integran el conjunto social universo. Pero logro atisbar a través de las mallas de esta enorme red una cantidad de desajustes que me ponen los pelos de punta, donde se involucra sin pérdida de tiempo el compromiso contraído con un fenómeno inaudito, la irresponsabilidad. Tuve siempre autos y lo primero que hacía era pasarlos por el revisado con su consecuente placa, ahora escucho que un considerable número de vehículos circulan por nuestras calles y avenidas sin la concerniente identificación del año en curso, fuera de los correctivos exigidos por el minucioso examen.
La licencia de conducir autos se les extiende a toda persona que haya cumplido la mayoría de edad; sin embargo, un alto número de seres mueren cada año que pasa víctimas de la falta de pericia en el manejo, otras por la ausencia de decencia y la detestable incuria de no realizarle una revisión al auto en los aceites que contribuyen a su salud. Y como complemento se recorren largas distancias negados de la fortuna de ver un inspector de tránsito que pueda poner a todo avezado que desee pasarse de listo a buen recaudo. Muchos incautos conducen despreciando la fuerza que se esconde en la revolución de los pistones de esta arma de potencia. La convulsión insostenible que invade nuestras calles fruto de las estrecheces viales que responden a cuarenta años de atraso, son las viandas servidas diariamente en el menú de la metrópoli. La velocidad matrona de la irresponsabilidad, produce cada año que pasa torrentes de lágrimas, luto y dolor que no podremos compensar jamás.