Sábado 10 de oct. de 1998

 








 

 


FAMILIA
Nuestro hijo: un drogadicto (II parte)

Elaine Cantrell

Creo que nunca voy a llegar a ser un piloto de aerolíneas. No tengo ningún dinero y quiero hacer tantas cosas.

-¿Quieres hacer muchas cosas?- Me senté al lado de Daniel en la habitación del alegre motel donde quedábamos durante nuestras visitas al centro de rehabilitación.

-Sí, me siento atado. Tengo dentro de mí tantas cosas que quisiera hacer, que podría explotar- dijo Daniel mientras pasaba su mano por su cabello color pardo.

-Te sientes atado

-Sí que lo estoy. Quisiera pilotear un avión. Quisiera ganar dinero. Quiero ser alguien en la vida.

-Me siento orgullosa de tus ambiciones, Daniel. Tu padre y yo te apoyaremos.

-Gracias, necesitaba que me lo dijeras.

APRENDIMOS A SER FUERTES
Después de casi un año en el programa, Daniel se graduó y se preparó para regresar a la casa. Ken lo abrazó y le dijo: "Daniel, me preocupa que vas a volver a la casa. Quiero que sepas que te quiero mucho, pero no voy a permitir el uso de drogas en la casa. Es tu decisión. Si lo haces, tendrás que irte automáticamente de la casa". Daniel supo en ese momento que su papá sería firme en su promesa.

Después que llegamos a la casa, establecimos un toque de queda. Nos sentamos con Daniel y trazamos un plan. Si desobedecía, pagaría las consecuencias. Así la responsabilidad quedaba con él.

APRENDIMOS A NO "SERMONEAR"
-Hubiera dejado de fumar hace tiempo si ustedes no me hubiesen fastidiado tanto. En el centro de rehabilitación me dijeron que yo usaba cigarrillos y otras drogas como una muleta para librarme de la depresión. Los regaños no me ayudaban para nada.

Ken no podía creer lo que escuchaba de labios de Daniel. "Pero, yo no te puse el cigarrillo en la boca".

-Lo sé. Pero necesitaba que me aceptaran como yo era y como lo que podía llegar a ser.

Ken comprendió el poder destructivo de sus "sermones". Se dio cuenta que al aceptar a su hijo en la condición que estaba, su apoyo le daría a Daniel la libertad de progresar y hacer cambios en su vida.

ACEPTAMOS SUS DECISIONES
-Mamá, he decidido ir a este concierto.

-Yo sé, Daniel. Tú eres mayor de 18 años y necesitas tomar tus propias decisiones. Sólo deseo que sepas que no estoy de acuerdo. En los conciertos de rock se fuma marihuana muy a menudo. Me siento apenada por tu decisión pero de todas formas te amo.

Acepté el hecho de que las decisiones de Daniel con respecto a su entretenimiento podían entrar en conflicto conmigo. Pero mi amor por él no sería afectado.

A la mañana siguiente, Daniel bajó a desayunar. Mientras me abrazaba, me dijo: "Tenías razón. Allí estaban fumando marihuana. Hubiera sido mejor que me quedara. Me dio miedo".

No lo critiqué. Sólo devolví su abrazo.

AMAMOS
A menudo pensé cuán fácil podría haber sido la vida si siempre hubiéramos sido padres fuertes y a la vez sensibles con Daniel. Advertí que yo había sido una "habilitadora", que había cedido a los caprichos de Daniel en vez de hacerlo responsable por sus pensamientos y acciones. Ken había sido pasivo, sin mostrar una actitud sensible o interesada.

 

 

 

 


 

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