Fuente: Plenitud
En diversos estudios e investigaciones los científicos han demostrado las propiedades anticancerígenas y antioxidantes de las manzanas. Entérese de los beneficios que nos aporta la ingesta de esta fruta.
Que la manzana es rica en vitaminas, es un aspecto con el que ya estamos familiarizados, pero ahora se le suma una nueva cualidad: su función anti-cancerígena y por lo tanto su posible utilidad para la prevención de esta enfermedad que tanto nos preocupa.
Luego de estudiar los componentes y propiedades de la manzana, los investigadores llegaron a una importante conclusión: la manzana tiene una función inhibitoria del desarrollo del cáncer, gracias a la presencia, especialmente en la cáscara, de dos sustancias fitoquímicas que actúan conjuntamente (los flavonoides y los polifenoles). Los especialistas también descubrieron que la fruta posee grandes propiedades como antioxidante por su contenido en vitamina E.
Los investigadores han encontrado que la mayoría de los efectos antioxidantes de las manzanas vienen dados por la acción de los fitoquímicos, mientras que la vitamina C sólo es responsable de una pequeña parte de dicha actividad.
En diversos estudios al respecto se ha demostrado que la ingesta de 100 gr. de manzana fresca con piel proporciona al organismo la misma cantidad de antioxidantes que la ingesta de 3 pastillas de vitamina C de 500 miligramos cada una. Los antioxidantes son útiles para prevenir el daño de las células y tejidos ocasionado por la oxidación. Según explica el especialista Liu, se pueden obtener suficientes antioxidantes de los alimentos (frutas y verduras) sin preocuparse por su toxicidad, y es mejor que tomar pastillas.
Un grupo de profesionales y científicos norteamericanos trató células de cáncer de colon con extracto de manzana y descubrió que éste, inhibía la proliferación de las células cancerígenas.
Dividiendo la manzana en piel y pulpa, los resultados fueron que el extracto de piel de manzana inhibía en un 43 por ciento el cáncer y la pulpa en un 29 por ciento. En el caso de cáncer de hígado, el extracto de piel inhibía las células cancerígenas en un 57 por ciento y el extracto de pulpa en un 40 por ciento.
Estos resultados fueron recibidos con optimismo por la Sociedad Americana del Cáncer, aunque prefirieron tomar con cautela estas conclusiones.