Jueves 22 de oct. de 1998

 








 

 


MENSAJE
Unidos en la esperanza

Hermano Pablo
Costa Mesa, California

F
ue un viaje apasionante aunque difícil. Un viaje turístico, si se quiere, aunque con miras científicas. Un viaje de 5.860 kilómetros de largo y 220 días de duración. Un viaje a través del peor de los continentes: la Antártida.

Lo hicieron Geoff Somera, de Inglaterra; Víctor Boyarsky, de Rusia; Keinzo Funtzu, de Japón; Jean Louis Etinne, de Francia; Qin Dahe, de China y Will Steger, de Estados Unidos. Cuando por fin, tras la tremenda odisea, habían atravesado todo el continente, Will Steger estampó esta frase: "Seis hombres disímiles, de seis países diferentes, hemos sido forjados en uno, como hermanos, en el peor de los climas del mundo".

Esta hazaña científico-deportiva conmovió al mundo. Seis hombres, con espíritu de aventura y con interés científico, cruzaron la Antártida en un viaje de 220 días. Las penurias increíbles y las dificultades espantosas sufridas, los dolores físicos y psicológicos que los azotaron, los peligros que corrieron juntos, los forjaron en un sólido bloque de hombres que se sentirán hermanadas para siempre.

El sufrimiento compartido es una fuerza que une a los hombres por encima de sus diferencias raciales, culturales o religiosas. La prueba y el dolor compartidos desarman a lo más contrariados.

Hay familias divididas que se unen bajo la presión de una enfermedad mortal. La desgracia en conjunto anula el resentimiento y abre la puerta para que florezca entre ellos una amistad verdadera y sólida.

Los cristianos primitivos, aquellos que vivieron en el primer siglo de la era cristiana, dieron, en medio de la más intensa persecución, el supremo ejemplo de unidad. Perseguidos ferozmente por los romanos, torturados, robados, calumniados y acusados falsamente, se unieron estrechamente y soportaron todo como un solo cuerpo.

Así como hay unidad en el sufrimiento, también la hay en la esperanza. A esos primeros cristianos los unió la persecución, pero también los unió la esperanza verdadera de vivir para siempre con Cristo. Y esa misma esperanza une a todas las personas para las cuales Cristo es Señor, personas a las que el Nuevo Testamento llama "hermanos".

 

 

 

 

CULTURA
Lanzamiento espacial convertido en juego para todos los bolsillos.

 

PORTADA | NACIONALES | OPINION | PROVINCIAS | DEPORTES | LATINOAMERICA | COMUNIDAD | REPORTAJES | CRONICA ROJA | EDICIONES ANTERIORES


   Copyright 1996-1998, Derechos Reservados EPASA, Editora Panamá América, S.A.