Hay quienes creen merecérselo todo, que el mundo entero está en deuda con ellos y que el resto de las personas deberían estarles eternamente agradecidos. Esto sin haber hecho nada para merecérselo.
Nada en este mundo es gratis, incluyendo las cosas que no conllevan un costo monetario. En el planeta Tierra, nacemos en cierto lugar, en cierto momento y en cierta circunstancia, y depende de nuestro esfuerzo que mejoremos esas circunstancias en que vivimos.
Algunas personas que nacieron en mejor situación económica que el resto se quieren hacer los superiores, ignorando que en la mayoría de los casos, sus padres, abuelos y ancestros tuvieron vidas humildes y se partieron el lomo trabajando y construyendo un imperio para que su descendencia viviera sin urgencias.
Incidentemente, es poco lo que estos malcriados hacen para hacer crecer el imperio creado por su familia. Solo se dedica a vivir de dinero heredado y a beneficiarse del apellido que otros antes que él hicieron respetable.
Cuando sus padres tratan a empleados y personas comúnes, lo hacen en el marco del respeto; un respeto que se han ganado ante todo el mundo a punta de trabajo duro.
Sin embargo, estos individuos sienten que haber nacido en cuna de oro les diese derecho a pensar que quienes lo rodean están solo para servirle en lo que se les antoje.
Cuando se aparecen en un almacén o local, juran que el personal entero está obligado a salir corriendo hacia él y postrarse.
Siempre salen con el cuento de que "yo soy amiguito del dueño", y si alguien no se aguanta sus groserías, quiere mover cielo y tierra para que lo boten de su trabajo.
Estas personas, lo que necesitan es una dosis de realidad. Tarde o temprano les llega. Y casi nunca están preparados cuando eso sucede.
