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"Los que no han venido, se han perdido la fiesta del siglo, porque esto no se ve todos los días... ", aseguró visiblemente feliz, Mauricio Zeilic, anfitrión del programa Cotorreando de TELEMUNDO.  |
Din, don, dan... el tañido de las campanas. �Ahhhh!, el grito de la multitud y el repicar de los tambores, anunciaban que eran las 12:01 de la madrugada del 3 de noviembre, un día para recordar. Esta "S" acostada, se puso de pie para soplar sus 100 velitas y poner como se dice en buen panameño "la piel de gallina" a la población nacional como a la colonia de extranjeros que nos visitan.
Después de repartir el pastel, este pequeño país inició la celebración y haremos un recorrido para saber cómo iban llegando los invitados a esta fiesta "del pueblo y para el pueblo".
LOS INVITADOS
A las 9:45 de la noche, de aquel sábado se encendió el pebetero. Lorena Castillo del Comité del Centenario tuvo el honor de otorgarle la misma al comandante del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Panamá, Leopoldo Mojica, quien a su vez dio la orden para encender 2,500 antorchas que iluminaron la Avenida Balboa como si fuese el astro Sol.
En el mismo sitio se encontraba Justin Pasek, Miss Universo 2002 junto a un grupo de jóvenes de olimpiadas especiales, que en su pecho les guindaba la medalla obtenida. "Estamos haciendo un excelente trabajo y con el apoyo de todos... creo que vamos por buen camino", indicó Pasek.
La avenida Balboa se quedó chica para la cantidad de asistentes que, desplegados por la misma, haciendo calle de honor, para que llegasen a alumbrar el pastel.
OBSERVABAN
Otros silenciosos invitados observaban lo ocurrido. La Iglesia de La Catedral hablaba con el Palacio Municipal y este a su vez con el Museo del Canal Interoceánico: "Miren han pasado muchos años desde que fuimos forjadas por humildes obreros y así por nuestros pasillos han caminado renombradas personalidades con diferentes ideales para el avance de nuestra historia. Sin darnos cuenta han pasado 100 años, pero algunos de nuestros vecinos no han logrado llegar a esta fiesta; nuestras calles conservan las pisadas de diferentes generaciones, e igualmente a algunas nos han cambiado nuestros nombres, pero seguimos aquí participando de la historia patria".
El aguacero quería aguarnos la fiesta, pero no lo dejamos. Llegaron las antorchas dando inicio a la celebración. En la Plaza de La Catedral, una muchedumbre rodeaba a nuestros mudos compañeros, bustos quienes de pronto se despertaron al son de las cornetas y tambores.
Los presentes sólo miraban sus relojes y la hora llegó.
ALCANZAMOS POR FIN LA VICTORIA
De frontera a frontera, un solo grito se escuchaba: "Viva Panamá, Viva el Centenario". El pueblo se abalanzó a las calles para rendirle homenaje a esta nación que ha pasado por altas y bajas. |
