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El amor entre dos personas es una sensación maravillosa, pero cuidado con la ruptura de esa relación, pues puede ocasionar en fracción de minutos, un alud negativo de emociones. Una de ellas, la más tradicional es el despecho, o sea desespero, disgusto o enfurecimiento según describen los diccionarios clásicos de sinónimos y antónimos.
Lo anterior no es un chiste, pues cae como anillo al dedo en la triste historia de un panameño que se ha "vuelto loco" tras ser abandonado en forma repentina por su compañera sentimental, o sea, ella no lo quiere más. En idioma sencillo, se "rompió el amor de tanto usarlo", al igual que la canción.
Por la locura que padece el hijo Diego Luis a causa del despecho de la mujer que amaba, ha llenado de tristeza el alma del padre Eugenio Rivas Guevara, un sencillo hombre, que se ha ganado la vida como un albañil.
Rivas Guevara tiene más de treinta años de residir en el Valle de San Isidro, distrito de San Miguelito. Hoy se encuentra abatido, pues su hijo - que padece trastornos mentales- tiene 30 días que dejó la humilde casa ubicada en el sector.
"Bueno, él no trabaja. Tiene tiempo que no trabaja, pues está mal de la cabeza", dijo el pobre viejo con voz entrecortada al preguntársele cómo se ganaba la existencia su vástago, que cuenta con unos 40 años y un hijo, Bradnuel, que puede tener entre 15 a 16 años de edad. "Bueno, él cogió una pequeña rabia allá en la casa. Se alteraba". �Y todo por haberse separado de su compañera sentimental!
En medio de su angustia a causa de la desaparición del muchacho, el señor Eugenio fue alertado por otro amigo que le dijo que había visto a su hijo por la Plaza de la Lotería. Eugenio quiere que alguna persona bondadosa le diga dónde se encuentra su hijo; ya sea que lo ubiquen en una cárcel u hospital para poder recuperarlo. El señor ha recorrido hospitales, cárceles y morgues de la ciudad capital. �Nada! |
