CUARTILLAS
Modernismo
Milcíades A. Ortiz Jr.
Cuando manejo por la Avenida
Balboa hacia las afueras y veo los numerosos edificios altos y modernos
de Punta Paitilla, pienso que este pequeño país se parece
a Mónaco, o la ciudad de Dallas, etc.
Cualquier persona que quisiera comparar a Panamá con otros países
de Centroamérica, diría que somos modernos y vamos hacia el
llamado mundo desarrollado.
Pero, lamentablemente, no es así. Panamá es y seguirá
por buen tiempo siendo un país subdesarrollado, alejado del modernismo
real.
Tiene la dicha de poseer bonitos edificios, gracias en parte a la circulación
del dólar y la posición estratégica que la naturaleza
le ha dado.
En el fondo, y en la misma superficie, no hemos dejado de ser un país
que no sabe solucionar sus problemas, porque ha tenido gobiernos incapaces
y poco importa con el pueblo. Recuérdese que los veintiún
años de dictadura atrasaron en muchos aspectos a Panamá, sobre
todo en lo que respecta a los valores cívicos y morales.
Un país desarrollado no solamente significa que tiene bellos edificios,
de alta tecnología, sino que funcione de manera eficiente y adecuada.
Y es aquí, precisamente, donde fallamos de manera estrepitosa. Se
puede decir, que a suerte funcionamos como país...
Nada más ver que ningún gobierno en los últimos
cincuenta años que recuerde, ha podido solucionar el problema de
la basura. No sé qué turismo quieren impulsar en Panamá,
si no recogen bien la basura. Nadie pagará dinero por ver desperdicios
por todas partes, incluyendo las llamadas barriadas de capa media y alta.
Aparte de la basura, el tráfico es endominado y parece que se
ha convertido en otro "talón de Aquiles" para el gobierno,
que no sabe como mejorarlo. Le echan la culpa a que se venden muchos autos
todos los meses, pero la realidad es que no se han construido vías
que realmente ayuden a la circulación de manera efectiva.
La existencia de un corredor Norte no ha sido solución al problema
vial, como era de esperarse, por más optimista que fueran sus constructores.
Creo que lo mismo ocurrirá con el flamante Corredor Sur, que es la
vía que mayores problemas ha tenido con la comunidad durante su construcción.
(A propósito, todavía nadie me convence que se hizo bien al
regalarle a la empresa millonarios terrenos de Paitilla, para que construyeran
el bendito corredor).
Pero no solamente en la basura y el tránsito de vehículos
tenemos muestra de nuestra poca eficiencia como país dizque moderno.
Se ve a diario en cualquier despacho oficial, donde los empleados en muchos
casos no actúan con entusiasmo y capacidad. La existencia de engorrosos
trámites obstaculizan las actividades y eso no es moderno.
Y la empresa privada no se queda atrás, aunque hay que admitir
que por miedo a que boten a un empleado perezoso e incapaz, las cosas no
son tan dramáticas. Ejemplos sobran y los he vivido en carne propia:
en una óptica, una empleada desconoce cómo manejar una máquina
para utilizar tarjetas de crédito, y disgusta a un cliente.
Eso no pasa en un país moderno. En un restaurante la dueña
ni se inmuta cuando las meseras dejan sin limpiar por lo menos durante media
hora, la mayoría de las mesas del local. Eso no debe ocurrir en un
país del llamado primer mundo.
Ni hablar de la delincuencia que afecta a nacionales y extranjeros. Todavía
no han descubierto la conexión que existe en Tocumen, y que permite
que el viajero que trae dinero en efectivo para comprar en la Zona Libre,
sea asaltado poco después de salir del aeropuerto.
A veces pecamos de tanta inoperancia, que cuando comenzó el "puente"
del tres de noviembre, ese sábado ocurrió un enorme tranque
en el Puente de las Américas... porque estaban realizando un trabajo
que debió hacerse en horas de menor circulación de vehículos.
Si no se corrigen estas y otras deficiencias, seguiremos siendo un "país
chusma", por más enormes y bonitos edificios que tengamos. (Y
eso que no he mencionado la Bahía contaminada!).
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