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Supremo pone freno a comercializaci�n del culto a los �dolos
Berl�n
EFE
Los mit�manos y quienes negocian con la imagen de las estrellas deber�n ser m�s precavidos despu�s de la sentencia del Tribunal Supremo alem�n que reconoce a los herederos de la actriz y cantante Marlene Dietrich el derecho a controlar la comercializaci�n de objetos relacionados con ella. El Supremo se sensibiliz� con la hija de la actriz, Mar�a Riva, harta de ver a la protagonista de "El Angel azul" reproducida en camisetas, tazas de caf�, autom�viles o fotocopiadoras. En una sentencia sin precedentes en la justicia germana, el Tribunal reconoci� hoy, jueves, el derecho de los sucesores sobre la imagen de Marlene, en respuesta a la demanda de Mar�a Riva contra las empresas que comercializan productos inspirados en la diva del cine, incluida la multinacional japonesa Toshiba. Los jueces alemanes consideran que a los herederos les asiste el derecho a compensaciones econ�micas por el uso del recuerdo de sus antecesores y admite que la propiedad de su imagen les compete a sus sucesores. La querella de Mar�a Riva ante el Tribunal Supremo iba dirigida contra el empresario Friedrich Kurz, quien adem�s de producir un musical sobre Marlene, autoriz� a la marca automovil�stica Fiat a lanzar 200 modelos con el nombre de "Marlene", poco despu�s de la muerte de la actriz, en 1992. Kurz cre� adem�s una sociedad, que comercializaba todo tipo de productos inspirados en la estrella, desde cosm�ticos a insignias o tarjetas telef�nicas. Como tercer ejemplo de la usurpaci�n de la imagen de su madre, la hija de Dietrich incorpor� en su querella la fotocopiadora de Toshiba llamada "El Angel Azul", en alusi�n a la pel�cula de Josef von Sternberg que catapult� a la fama a la actriz. A partir de ahora, la legendaria pose de Marlene, cantando sobre una silla de cabaret, no podr� reproducirse hasta el infinito sin autorizaci�n previa de sus sucesores, a quienes el Supremo reconoce derecho a indemnizaci�n, en caso de comercializaci�n indebida. Hasta ahora, las leyes alemanas garantizaban la protecci�n a la propia imagen frente a los intereses comerciales de terceras personas y preve�an cuantiosas multas por la publicaci�n de reportajes no autorizadas de los famosos o la utilizaci�n de fotos de �stos sin permiso en campa�as publicitarias. La sentencia de abre la posibilidad a que los descendientes o depositarios del legado de los famosos controlen el negocio del recuerdo tras la muerte del codiciado objetivo de los mit�manos. El fallo del Supremo llega algo tarde, puesto que excluye la posibilidad de cobrar estas compensaciones con efecto retroactivo, pero es un precedente peligroso para los intereses de quienes convierten en negocio el culto a los mitos. Los jueces alemanes parecen sumarse as� al homenaje tard�o de su pa�s a su diva m�s internacional, quien abandon� la Alemania nazi neg�ndose a trabajar para el III Reich y en cambio cant� para las tropas aliadas durante la II Guerra Mundial. Marlene Dietrich nunca regres� a su pa�s y sus compatriotas, a su vez, no le perdonaron en vida su "traici�n", pero tras su muerte, en Par�s, se desat� el af�n por la reconciliaci�n. En 1993, Mar�a Riva don� a Berl�n el legado de su madre, formado por 100.000 piezas repartidas en 600 maletas, cajas y baules, a precio de saldo -cinco millones de d�lares-, una suma muy inferior a lo que hubiera percibido sac�ndolas a subasta.
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En 1993, Mar�a Riva don� a Berl�n el legado de su madre, formado por 100.000 piezas repartidas en 600 maletas, cajas y baules, a precio de saldo -cinco millones de d�lares-, una suma muy inferior a lo que hubiera percibido sac�ndolas a subasta.
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