Una vez pase el largo asueto por Fiestas Patrias, el país puede quedar inmerso en un paro de los médicos que laboran para la Caja de Seguro Social y los hospitales administrados por el Ministerio de Salud.
Se trata en el fondo de un problema salarial. Los galenos reclaman un aumento promedio del 60% de los sueldos que hoy perciben. A los médicos, al igual que al resto de la sociedad, los golpea el ascendente aumento en el costo de la vida.
Dependiendo del vocero gremial u oficial, el incremento salarial oscila entre 50 y 100 millones de dólares al año. Son cifras considerables, cualquiera que se tome como referencia.
Pero más que el monto del incremento, lo que importa es mejorar la atención a los asegurados o a los pacientes que asisten a los hospitales públicos.
Ya en anteriores ocasiones otros gremios han hecho promesas de mejorar el servicio o la atención al ciudadano, pero al final las cosas continúan iguales.
Los dueños de autobuses consiguieron un alza a 25 centésimos en el pasaje de las rutas urbanas y para ello prometieron el cielo y la tierra, pero el servicio sigue tan pésimo como cuando cobraban 15 centésimos.
Los docentes hicieron una huelga en reclamo de aumentos salariales, bajo la promesa de mejorar la educación y recuperar los días de clases perdidos. Las promesas se las llevó el viento.
Al final, la huelga médica tendrá una solución con un acuerdo económico entre el gobierno y la COMENENAL, pero lo importante es que se establezcan metas de cumplimiento para ejecutar los aumentos y si éstas no se logran, entonces que el incremento salarial quede en suspenso. Lo prioritario es que los panameños reciban una atención médica de calidad y respetuosa, porque al final son los ciudadanos los que pagan los sueldos de los galenos y de los gobernantes.