|
Comenzamos el año -como terminamos el anterior- con informes de asesinatos y toda clase de violencia. Y como macabra nota de acompañamiento, nos enteramos de que el Cementerio Municipal de Alcaldedíaz ampliará su capacidad para recibir más cadáveres (El Panamá América, 10 de enero de 2003).
Esta ola aparentemente incontenible de violencia tiene preocupado al pueblo panameño. Después del desempleo, la inseguridad es el principal problema nacional.
En su editorial del viernes 10 de enero, Crítica expuso una de las principales causas del fenómeno, al indicar que la situación �estalló al principio de los años noventa, cuando el ejército panameño desapareció.
�Con los controles que los militares imprimían en el mundo criminal (�claro, pues eran los jerarcas de la mafia!) se evitaba que las bandas proliferaran y la violencia armada se diseminara por todo el país.
Para superar la violencia hace falta poner orden, pero un orden democrático. En los sistemas democráticos, esta función corresponde esencialmente al sistema judicial, compuesto por el Ministerio Público y los tribunales de justicia. Así lo recordó el 9 de enero la Presidenta de la República.
También es necesario que la Policía duplique sus esfuerzos para garantizar la seguridad pública, con transparencia y apego a la ley. El sistema educativo debe contribuir a prevenir la violencia en las comunidades y barriadas, los ciudadanos de buena voluntad deben colaborar para contrarrestar la criminalidad.
Todos debemos cooperar para enfrentar este flagelo. De lo contrario, la violencia terminará por consumirnos. |
