Cuando hace más de un siglo la insigne poetisa Amelia Denis De Icaza expresaba en su oda "Al Cerro Ancón", todo el dolor que le causaba la presencia militar extranjera en el istmo de Panamá, nunca se imaginó que más de una centuria después las lamentaciones serían otras.
Y es que en el siglo XXI actual, el barrio que lleva el nombre de aquella corriente de agua que bajaba de su amado "Cerro Ancón", se desangra.
El corregimiento El Chorrillo, el del pescado frito con patacones, el del equipo de fútbol 'Plaza Amador', el de la comparsa 'Los Campesinos', languidece por causa de la violencia que generan unos pocos, pero que hacen mucho ruido.
Los casi 25 mil habitantes del barrio, cual rehenes de los grupos violentos, claman porque las autoridades les brinden respuesta a sus súplicas de más seguridad.
El más reciente episodio violento en el que otra víctima inocente resultó afectada, Soledad Angélica Rivera, de 47 años, baleada en el abdomen, se registró la noche del jueves.
�Su pecado? acudir como cotidianamente lo hacía a comprar el desayuno en horas de la noche a una tienda de la Calle 25.
El auto radio patrulla 8044 la auxilió y junto a un menor, quien también recibió un rozón de bala, la condujo a un centro hospitalario.
Al cierre de esta edición se informó la lamentable noticia: Soledad murió en la Sala de Cuidados Intensivos del Hospital Santo Tomá. Horas antes, el Dr. Einar cruz había anunciado que su condición era muy delicada.
La guerra entre bandas de la Calle 25 ha dejado otras bajas inocentes, niños como: Joseadis Olivarren, de 9 años, el 12 de diciembre; y Justo García, de 16, el 14 del mismo mes. Ellos tampoco sobrevivieron para contarlo.
En el sitio se agitan las peligrosas pandillas "Bagdad" y "Vietnam".
El año 2009 no pareciera vislumbrarse mejor que el 2008. Las estadísticas hablan por sí solas: tres homicidios en 15 días.
Los operativos realizados por las autoridades parecen no disminuir la violencia, pero la gente buena del barrio espera que las cosas cambien.
PROBLEMATICA: �BASTA, POR FAVOR!
Agobiados también por problemas de vivienda y desempleo, la inseguridad parece convertirse en el principal dolor de cabeza de los chorrilleros.
No pocas personas se preguntan cuántas fosas más serán abiertas para albergar a inocentes.