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Cuando hay que llorar, se llora

Mayra Montenegro | Crítica en Línea

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Liga Intermedia de Parque Lefevre

El extra inning no está para cardiacos. Bases llenas. El sofocante calor de la tarde del viernes se mezcla en las gradas con la efervescencia de las barras de los pequeños peloteritos. 'Vamos, quién dijo miedo!, �Suéltala!, 'Sáquenlos! Los gritos no paran.

Los protagonistas que provocan aquella euforia son los peloteros de la Liga Intermedia de Parque Lefevre y sus rivales de Chepo, quienes en un tú a tú, han empatado el partido que se disputó en el Estadio Andy Alonso.

La bulla no cesa y el escándalo se acrecienta cuando uno u otro equipo lanza su mejor o peor jugada. Los rojiazules, uniforme que identifica al equipo de Parque Lefevre, tienen sobre sí, la mirada atenta, sigilosa y seria de Luis Medina: su entrenador.

El estilo de este deportista, de 37 años, es particular. Y, aunque se confiesa que es un "cascarrabias", no se averg�enza de llorar junto a sus peloteritos cuando la derrota duele.

"Si ellos ríen, yo río; pero si lloran también lloro con ellos", hay que saber ganar y saber perder, dice en un tono serio y tajante.

Sin mencionar una técnica específica de cómo entrena a los pequeños, Medina sabe que lo más importante que hay que inculcarles a los futuros beisbolista es que en la disciplina está el éxito y la consecución de los logros. Cuando dicta instrucciones y los chicos no hacen caso exclama: todos a darle tres vueltas al cuadro o tú fulanito haz 10 ranitas.

Este hombre, quien desde los tres años reside en el corregimiento de Parque Lefevre y desde hace 10 entrena a niños desde los 9 a los 14 años, conoce que hay chicos de conducta difícil en estos barrios humildes.

"A estos pela�os tienes que hablarles fuerte para que comprendan que en el cuadro, tú eres el que manda. Para motivarlos a que saquen todo el potencial que tienen por dentro, yo les digo "�dale que tú eres cangrejero!, �hey, tú eres pela�o de barrio, tú tienes chispa! Tienes que ser maleante en esto; pero maleante en el sentido de que seas un ladrón de bases".

Esa forma peculiar de trabajar con los niños lo ha llevado a ganar, entre muchos otros, dos Campeonatos Nacionales de Liga Sectorial, un Campeonato Nacional en Puerto Armuelles, además de haber viajado a Chicago, Estados Unidos, y participar en el Programa Pony, logrando ocupar la octava posición entre los 16 países que participaron.

Su vasta experiencia no le resta la humildad para afirmar que trabajar con niños es una experiencia bonita. "Es imposible que uno diga que sabe muchas cosas, uno les enseña algo a los niños y aprende de ellos también".

Su camino por los cuadros sigue siendo el principal norte que dirige su vida, y los pequeños formando parte de esa historia hasta que Dios así lo quiera. Parece tener mucha espiritualidad. Soy católico y les inculco a los niños que hay que tener a Dios por encima de todas las cosas. Primero es Dios, sin Dios no podemos hacer nada".

Esa espiritualidad es quizás una de las tantas enseñanzas que dicta, porque para él, entrenar no es sólo hablar de técnica, jugadas o corridas.

"El niño entra aquí no sólo para convertirse en grandes ligas, sino para aprender a ser un buen ciudadano, un buen profesional cuando crezca y ser buena persona".

A pesar de que solo jugó en la categoría Pony en Parque Lefrevre, en tiempos en los que el fútbol era el deporte que reinaba, sus logros los ha obtenido siendo director o asistente.

Para él, lo principal es que sus equipos, los de Parque Lefevre están marcando entre los cuatro mejores de Panamá Metro. Y, quizás el estilo de entrenar esté relacionado con el éxito de sus equipos.

"A los niños hay que levantarles la autoestima y siempre la picardía, porque este es un deporte bastante exigente".

A pesar de que no se escucharon los pregones: �Vamos! �Arriba! �Candela! �Iron Boy!, que acostumbra a expresar Medina, sí gritó cuando sus pequeños jugadores vencieron al equipo rival de Chepo, la tarde viernes.



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