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Conducir en las calles de este país se ha convertido en una verdadera odisea. Son pocas las vías, en la capital y el interior, que se encuentran en perfectas condiciones, con excepción de los corredores, las nuevas carreteras y las vías de acceso que se construyen.
El problema es la falta de mantenimiento. Las calles que se reparan en un porcentaje considerable duran poco. Las restauraciones son pésimas, muy distantes de un verdadero trabajo profesional. Podría citar algunos ejemplos y estoy seguro que miles de conductores coincidirían conmigo. Y si no me creen, observen lo que han hecho en la salida del puente de Las Américas, antes de que la inunden de alquitrán. Qué decir del actual estado en el que se encuentra la vía ubicada en las inmediaciones del estadio Juan Demóstenes Arosemena, que para reparar un paño, revientan otro, dando como resultado la restauración no sólo del paño dañado, sino de otro más.
Las publicaciones que hace el Ministerio de Obras Públicas en la vocería de quien fuera el jefe de esa cartera, citan cifras astronómicas en la inversión de más de 200 proyectos por más de 100 millones de balboas, ejecutados durante esa administración. Por supuesto que los números grandes, a cualquiera impresionan, y seguramente ayudan a reconfortar a ciertos panameños para que algunos ilusos confíen en que la institución está llevando a cabo un excelente trabajo.
Analicemos cómo piensan los que realmente pueden juzgar el trabajo que hace, o no hace el MOP. Al conductor común, que se la pasa conduciendo todo el día, no le interesa todo el dinero del mundo que el MOP haya invertido en grandes proyectos. La razón es simple: esa es la responsabilidad y el trabajo que le corresponde hacer a esta institución, para eso existen.
Al conductor común sólo le interesa que las calles sean transitables, que no tengan huecos y que estén bien reparadas. Pero para que eso ocurra, el mantenimiento debe hacerse bien, si esto no se logra, las inversiones jamás serán valoradas por los que tenemos que transitar por las pésimas calles de nuestro pobre Panamá.
Cuando escucho a un funcionario que devenga un salario con los impuestos que pagamos los contribuyentes, esquivar la realidad y enfrentar el pésimo resultado de su ejecución expresando que es imposible reparar todas las calles del país porque no somos un país rico, entiendo porqué somos una nación subdesarrollada y asimilo la vocación de servicio de ese señor.
Mucho me asombró hace poco ver la Calle 50 cubierta de asfalto. Una vía como ésta, tan importante para el flujo vehicular, que antes contaba con una buena estructura de cemento, ahora se ha convertido en la gran vía negra.
La misma suerte empiezan a correr la vía de Los Mártires y quién sabe cuántas más. Qué impedirá a los sabios del MOP y los dueños de las empresas concesionarias restaurar las calles de pavimento en lugar de convertirlas en avenidas de asfalto, que al poco tiempo se deterioran por las inclemencias del tiempo y el peso de los grandes vehículos. Investigar esto sería un excelente reto por la Contraloría General de la República.
�Cuánto tiempo más tenemos que soportar la desidia y mala administración de los responsable de darle un buen mantenimiento a las calles? Una solución al problema podría ser la supervisión constante de inspectores del MOP, durante y concluidos los trabajos. |
