La anécdota del partido por el tercer lugar de la Copa Centroamericana que Panamá le ganó en penales a El Salvador 5-4 ayer, fue el enjambre de abejas que se había instalado en una de las porterías del Estadio Rommel Fernández.
En una jugada de tiro libre a favor de Panamá, el portero cuscatleco Dagoberto Portillo, tratando de acomodar su barrera, se percató de la presencia de los insectos y en seguida llamó al árbitro del partido, el hondureño Benigno Pineda, quien detuvo el compromiso e informó a los comisionados del enfrentamiento.
El encuentro fue interrumpido por casi 5 minutos, pero un trabajador del estadio resolvió el problema con un extintor. Sin embargo, al 73', el grupo de abejas volvió a contraatacar y esta vez fue más dañino para el duelo, ya que la cuarteta arbitral, los jugadores y hasta los fotógrafos tuvieron que huir para no ser alcanzados por los insectos.
Posteriormente las acciones se reanudaron, pero sin mayor historia ya que el encuentro terminó 0-0 por lo que todo se definió desde los tiros penales.
Lo irónico de todo es que fueron justamente los penales los que apearon el viernes a Panamá de jugar su segunda final al caer 4-2 ante Costa Rica.
De los jugadores panameños que acertaron en su definición ayer, solo repitió Gabriel Torres; el resto fue pateado con éxito por Roberto Brown, Eric Davis, Eybir Bonagas y Amílcar Henríquez.