Las altas temperaturas que padece en las últimas semanas el sureste de Australia dificultan las tareas para controlar una enorme plaga de langostas que amenaza con destruir la próxima siembra en el estado de Nueva Gales del Sur.
El ministro australiano de Agricultura, Ian Macdonald, explicó ayer que los insectos se están ocultando en lugares oscuros para huir del calor, donde las técnicas para matarlos con insecticidas son improductivas, pese a que las autoridades y granjeros disponen de avionetas y aspersores para fumigar.
Según un cálculo realizado por el departamento de Industrias Primarias, una plaga de densidad media puede causar daños de 850 dólares locales (unos 550 dólares estadounidenses) por kilómetro cuadrado y día al comerse los cultivos.